El último miércoles, a la altura del Mercado Central, recibió un piedrazo que lo impactó en la mandíbula. Por fortuna no perdió el control del vehículo y logró continuar con su marcha. «Si me pegaba más arriba hoy no lo estaría contando», dijo.

Maximiliano Detteler, un transportista de la localidad de Malabrigo (departamento General Obligado), recibió durante la jornada del miércoles un demencial piedrazo en la Circunvalación Oeste de la Ciudad de Santa Fe. Cuando circulaba en dirección al norte, a la altura del Mercado, un ladrillo partido a la mitad le destrozó el parabrisas e impactó en su rostro.

Producto de ese piedrazo, Detteler sufrió un fuerte golpe en la zona de la mandíbula que le provocó un sangrado importante. A pesar del brutal impacto, el camionero no perdió el control del vehículo y continuó con su marcha hasta llegar al cruce con la Ruta 70, en donde detuvo la marcha y logró quitarse las esquirlas de vidrio que tenía en su cuerpo. “Venía de Rosario y antes de llegar al Mercado Central sentí el impacto y me pegó en la mandíbula, en la parte de la boca. Tengo la dentadura, de un lado, toda floja. Era un medio ladrillo, si me pegaba más arriba hoy no lo estaría contando”, aseguró el camionero.

Luego, manejó hasta un parador de Nelson – donde la mayoría de los camioneros se detienen a descansar – y fue asistido por sus colegas. De hecho, el propietario del parador fue quien trasladó al transportista hasta el SAMCo local.

Una vez en el efector, Detteler recibió las primeras curaciones, pero ante la posibilidad de una fractura en su rostro fue derivado al hospital José María Cullen de Santa Fe en donde se le realizó un mejor diagnóstico.

Durante la noche, los propietarios de la empresa de transporte en la que trabaja el camionero lo buscaron y trasladaron hasta su domicilio en Malabrigo.

Un día después, el transportista contó lo sucedido y aseguró que está vivo de milagro. “No es la primera vez, es la tercera que me pasa”, resaltó.

“Somos un montón de colegas los que circulamos por esa parte. Cada vez nos sacan las ganas de salir a transitar. Hoy gracias a Dios estoy en mi casa», destacó.

— El dolor te hizo perder el control del volante? ¿Paraste más adelante? ¿Qué pasó en ese momento?

— Lo único que sentí es si me hubieran molido la cara. Me chorreaba la sangre y me mareé un poquito. Cuando levanto la cabeza tenía el guarda rail del medio que alcancé a rozar en una rueda. No quise parar, me detuve más adelante sobre la 70 para sacarme los vidrios de la cara y limpiarme con un trapo.

Fuente – Aire de Santa Fe

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