Este miércoles de cenizas, 26 de febrero,  comenzó el tiempo más fuerte para los cristianos, La Cuaresma. Radio Amanecer trasmitió esta noche, la misa que presidió el obispo Monseñor Ángel José Macín, desde la Iglesia Catedral de Reconquista.

 

Este miércoles de cenizas comenzó La Cuaresma, el tiempo más fuerte para los cristianos. La misa la presidió el obispo Monseñor Ángel José Macín, desde la Iglesia Catedral de Reconquista.

Compartimos íntegramente el mensaje del obispo de Reconquista para esta cuaresma 2020:

“PRÁCTICAS CUARESMALES Y ECOLOGÍA INTEGRAL

Con el telón de fondo del inspirador documento del Papa Francisco, denominado “Querida Amazonia”, y en el marco del Año Mariano Nacional, les escribo para invitarlos a vivir con fervor el tiempo más relevante del año litúrgico, el tiempo de cuaresma, preparación inmediata para la Pascua.

En la liturgia del miércoles de cenizas, cada año proclamamos un luminoso pasaje del Sermón de la Montaña de Mateo, para iniciar los ejercicios de la Santa Cuaresma, esto es, Mt 6,1-8.16-18.

Allí se nos proponen tres sendas fundamentales para la conversión, para dejarnos alcanzar por la vida nueva de la Pascua: la limosna discreta, la oración en secreto y el ayuno comprometido.

  1. La limosna y la ecología integral

El texto de Mateo, ante todo, nos habla de la limosna. Nos llama a practicarla discretamente, a prestar atención al otro, al hermano necesitado. Hablando de la limosna en la Iglesia de los primeros tiempos, decía San Juan Crisóstomo:

“No digo esto con objeto de prohibir la entrega de dones preciosos para los templos, pero sí que quiero afirmar que, junto con estos dones y aun por encima de ellos, debe pensarse en la caridad para con los pobres. Porque, si Dios acepta los dones para su templo, le agradan, con todo, mucho más las ofrendas que se dan a los pobres. En efecto, de la ofrenda hecha al templo sólo saca provecho quien la hizo; en cambio, de la limosna saca provecho tanto quien la hace como quien la recibe. El don dado para el templo puede ser motivo de vanagloria, la limosna, en cambio, sólo es signo de amor y de caridad” (Homilías sobre San Mateo, 50,3).

Es preciso aclarar que Crisóstomo no está en contra de las contribuciones para el cuidado de los templos. Pero trata de ubicar las cosas en su lugar. En este sentido, los primeros escritos cristianos hablan mucho de la relación entre ayuno y limosna, siendo esta última, la motivación fundamental del verdadero ayuno.

Para una comprensión actualizada de la limosna, nos puede ayudar mucho el concepto de “ecología integral” que propone el Papa Francisco. Para el Santo Padre, la ecología no es un simple “conservacionismo”, según escribe en “Querida Amazonia” (QA

8). La ecología integral es aquella que cuida por igual de la casa común y de la vida de los más necesitados. Es evidente, entonces, que la limosna está lejos de perder vigencia. Es uno de los aportes bíblicos para el desarrollo de una ecología integral, a la que nos llama la Iglesia en este tiempo (cf. LS, cap. IV).

  1. La oración y el silencio

Enseguida, el texto de Mateo nos remite al Padre del Cielo. Más concretamente, se propone la oración en secreto. Puede llamar la atención esto del rezar en un ámbito reservado. Es que Mateo recuerda con énfasis el mensaje de Jesús que trataba de erradicar, en todos los tiempos, una religión de la apariencia. Por eso, tanto la recomendación de la limosna como la oración tienen este tono.

Además, la cuaresma es un tiempo de retorno a Dios, a través del hermano. Este retorno se puede plantear de diferentes maneras. Para nosotros, cristianos, el Dios verdadero se nos ha revelado en Jesucristo. Por eso, el tiempo cuaresmal es un tiempo de revisión de nuestra comprensión del misterio de Dios, que es Padre y que nos entrega a su hijo para que tengamos vida plena, y de revisión del trato con nuestro prójimo.

Nos puede pasar que, con el transcurso del tiempo, vamos acomodando a Dios a nuestras maneras de mirar, a nuestras conveniencias. Esta especie de fundamentalismo es un virus difícil de combatir, porque nos adormece la conciencia y creemos que tenemos el control sobre todo.

Los caminos que la Palabra de Dios nos ofrece para superar esta posición son el silencio y la oración al Padre del Cielo. Creo que estas cosas tienen mucha actualidad. Me parece que en los tiempos que corren hablamos demasiado, en diferentes ámbitos. No pienso en ninguna circunstancia particular. Simplemente, opino que hablamos mucho, demasiado. Con los vecinos, en reuniones de amigos, en los grupos de la Iglesia…También en las redes sociales. Por supuesto que cada uno es libre de expresarse, siempre que se distinga entre opinión personal y verdad, y sin perder de vista la primacía de la caridad, que debe acompañar toda forma de comunicación. En otros términos, lo que quiero decir es que sólo merece ser dicha la palabra amasada y fecundada en el silencio (cf. Card. Pironio, Escritos Pastorales).

Silencio para el encuentro con el Padre, que ve en lo secreto. Quizá tengamos que escuchar más a Dios, con una actitud de profundo silencio, como fundamento de una “ecología integral”.

  1. El ayuno y el cuidado de la casa común

Según el texto que nos sirve de orientación (Mt 6,12-18), el ayuno es otro medio fundamental de la cuaresma. Los Padres de la Iglesia tienen textos muy hermosos y  significativos sobre este punto. Rescato uno de un escrito del siglo II, el Pastor de Hermas, que dice:

“El ayuno que vas a practicar tienes que observarlo de la siguiente forma: ante todo debes cuidarte de toda mala palabra y de todo mal deseo, y debes purificar tu corazón de todas las vanidades de este mundo. Si observas esto, tu ayuno será perfecto. Harás el ayuno de esta forma: una vez que hayas cumplido todo lo que está escrito, el día del ayuno no tomarás más que pan y agua. Calcularás el precio de las comidas que deberías haber tomado ese día, y entregarás esa cantidad a una viuda, o a un huérfano, o a un necesitado, y así te humillarás para que el que recibe el fruto de tu humillación se sacie y ruegue al Señor por ti.

Si cumples el ayuno como te lo he mandado, tu sacrificio será acepto ante Dios y este ayuno quedará escrito. Esta liturgia es hermosa, alegre y aceptable ante el Señor” (Comparación quinta, 3, 6-9).

Claramente, el ayuno no es un acto voluntarista o de una religiosidad externa y farisaica, en la línea de lo dicho respecto a las dos prácticas anteriores. Es una acción vinculada al hermano necesitado. Hoy podríamos decir, el ayuno está vinculado también a la tierra y a la ecología. Ayuna de un modo adecuado quien escucha el “grito de la tierra y el clamor de los pobres”, quien cuida de los bienes de la creación y los comparte con generosidad.

  1. María, cuida nuestra esperanza

El camino cuaresmal, animado por el Espíritu Santo, mira la Pascua, y es una preparación prolongada al reconocimiento del Resucitado. A María Santísima, Nuestra Señora del Valle, le encomendamos la cuaresma de este año, tanto en lo personal como en la vida de nuestras comunidades, y le pedimos que vele para que podamos mantener encendida en nosotros la llama de la esperanza, y para que podamos cuidar de la casa que el Señor nos ha confiado y de los hermanos, especialmente de los más pequeños.

Sede Episcopal de Reconquista, Miércoles de Cenizas, 26 de Febrero de 2020.

Mons. Ángel José Macín – Obispo de Reconquista.”

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