Tras la rebelión ocurrida anoche cuando dos bares de Vera reabrieron sus puertas a pesar de la prohibición que estableció la Fase 3, el gobierno municipal salió hoy de apuro a intentar solucionar el problema que prometía escalar en intensidad en las próximas horas con más aperturas por cuenta propia.

En horas de la mañana y en la sede municipal se reunieron autoridades municipales con propietarios de bares y se resolvió dejar que abran normalmente todos los días desde mañana, con límite horario hasta la 1:30 de la madrugada.

Primeramente, la intendente Paula Mitre, el secretario de Control Público, Jorge Yuquich, y su par de Gobierno, Senn, ensayaron una suerte de reprimenda contra los responsables de los locales que funcionaron anoche.

Luego, para estupor de los convocados, Mitre y sus asesores indicaron que estaban seguros de haberles avisado a los gastronómicos de la reunión pautada para este viernes.

Pero, la intendente y sus secretarios debieron terminar admitiendo que no fue así, que se les pasó por alto, que fue un error no habérselos comunicado, y pidieron disculpas; no sin antes evidenciar cierto grado de fastidio entre ellos por el blooper. “Se miraron entre ellos y no sabían qué decir, si hubiesen avisado de la reunión de hoy no pasaba lo de anoche”, contaron algunos de los presentes.

Esta es la versión oficial que ofreció el gobierno a los titulares de cervecerías y pubs, pero hay otra que refiere que luego de los hechos de la noche de ayer la preocupación por un eventual recrudecimiento de este tipo de acciones desesperadas de comerciantes llevó a la actual gestión a ceder en su postura inicial. Esto último podría explicar que el permiso para reabrir llegara tan rápido.

En síntesis y a pesar de que Salud – cuyos técnicos no participaron del encuentro – no esté para nada de acuerdo con la reapertura de bares ya que los sindica como foco principal del brote de Covid del que tratar de salir la ciudad, el gobierno local resolvió avanzar en ese sentido, disponiendo que trabajen hasta la 1:30 todos los días, con 30 por ciento de capacidad en interior y 70 por ciento en la zona externa.

Vale decir que a ocho meses y medio de haberse decretado el aislamiento por la pandemia, este tipo de emprendimientos que se valen esencialmente de la concurrencia de gente atraviesan una situación de cuasi quebranto por no poder recaudar lo mínimo para afrontar siquiera los gastos fijos, que mes a mes siguen corriendo. Eso, sin contar que la ayuda oficial ha sido nula.

La encrucijada que se plantea hacia adelante es si se pondrán estrictos con el cumplimiento de los protocolos, o si de nuevo serán noticia día a día – como lo venían siendo – por no respetar la cantidad de personas autorizadas, el horario de cierre, las tareas de desinfección, etc.

Fuente – Infovera

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