Desde hace 25 años Radio Amanecer lleva adelante el viernes santo un retiro radial. El Padre Fabian Ramos lo lleva adelante en este día. Nos invita a seguir reflexionando y prepararnos para la  la oración con estos dos textos:

 

Una forma de orar con la Palabra

 

1° Tener en cuenta que la oración es un diálogo. Esto implica la escucha, Dios

nos habla desde la Palabra. Su Palabra.

En todo día-logo; es decir día es entre dos y logo pensamiento; tiene más

importancia la escucha, que la expresión. El saber escuchar es un verdadero

arte. Uno puede nacer artesano, pero sobre todo es un don, una gracia, un

regalo. Por lo que debemos pedir al Señor ésta gracia. Con sencillez: “Señor

dame la gracia de saber escucharte”. “Señor dame la gracia de poder

comprender la importancia que tiene para mi vida personal y comunitaria el

aprender a escuchar”.

 

2° Pedir el Espíritu Santo. Espíritu Santo que es luz, entendimiento, sabiduría,

ciencia para poder entender y comprender que es lo que el Señor me quiere decir

hoy en este momento concreto de mi vida. (Rom. 8, 26 – 27)

Pedir la gracia de la humildad. La humildad es la condición necesaria e

indispensable para poder obedecer la voluntad de Dios en nuestra vida.

 

3° Leer el texto seleccionado pausadamente y de manera corrida. (El texto

puede ser el Evangelio que nos ofrece la liturgia cotidiana).

 

4° Releer versículo por versículo. Ver y distinguir los personajes que

intervienen en el texto.

5° Releer versículo por versículo. Prestar atención a los diálogos de cada uno

de los personajes, en especial a los verbos del diálogo que marcan el dinamismo

del texto.

 

6° Meterme en la escena Bíblica, en el lugar de un simple espectador, de uno

de los personajes, del relator del texto, es decir donde me sienta movido

interiormente hacerlo.

 

7° Hacer uso de los sentidos, es decir tratar de ver, oler, tocar, gustar, oír lo

que sucede en la escena Bíblica. Entendemos que hacemos uso de la

imaginación que es uno de los sentidos internos de nuestra persona.

Es muy importante que logremos que todos nuestros pensamiento latan al

ritmo de nuestro corazón.

 

8° Este ejercicio de oración va a despertar en nuestro interior sentimientos,

pensamientos y emociones. Es importante dejar fluir desde nuestro interior estos

movimientos. También es importante detectar qué efectos producen en nosotros

estos pensamientos , sentimiento y emociones.

9° Es de mucha importancia y ayuda el escribir estos movimientos. El escribir

implica exteriorizar. Exteriorizar implica comenzar a desatar. Desatar implica

compartir con otro (un director espiritual o acompañante cualificado). Compartir con otro

implica debilitar la fuerza del encadenamiento. Recordemos que “donde hay dos

o tres reunidos en Mi nombre, Yo estoy en medio de ustedes”.

 

10° Una sugerencia para repartir una hora de oración n:

Lo primeros 5 minutos dedicarlos a pedir la asistencia del Espíritu

Santo. Sería muy importante hacer una oración de Alabanza. (Sal. 148)

Los siguientes 45 minutos hacer todos los pasos indicados de la

oración.

 

Los últimos 10 minutos hacer un examen de la oración. Que no es lo

mismo que un examen de conciencia.

El examen de la oración no es un examen moral, es decir ver o

descubrir lo que está bien y lo que está mal.

El examen de la oración implica tratar de descubrir el paso de Dios en

mi vida y en la vida de la comunidad. (éste examen es de mucha importancia y de gran ayuda).-

 

 

 

 

 

UNA MANERA DE SERENARNOS PARA HACER MEJOR NUESTRA ORACIÓN Y/O ADORACIÓN EUCARÍSTICA

 

Para serenarnos interiormente y vamos a tratar antes de comenzar la lectura de hacer una oración con nuestra respiración y los latidos de nuestro corazón.

Y lo vamos a hacer de la siguiente manera:

 

1ro ) Siéntate firme, los pies fijos en el piso, cada mano descansando sobre tus piernas, con las palmas hacia arriba. Toma conciencia de la apertura de tus manos y del aire que circula por las puntas de tus dedos, entre ellos y sobre tus palmas.

 

2do ) Respira profundamente, como silo hicieses a través de los dedos de tus pies, y deja que el aire suba a través de tus piernas, músculos abdominales,  pulmones…, todo tu cuerpo. Al aspirar, di calladamente, “Ven Padre Amoroso, Ven Espíritu Santo, Ven Señor Jesús “, llenándote de lo que necesites de la Santísima Trinidad: su paz, alegría, sabiduría, etcétera. Quizás quieras visualizarlos de pie frente a ti, o verlos mirándote a tus ojos. Ve sus cuerpos luminosos y experimenta esos cuerpos de luz que entra dentro de tu cuerpo al inhalar sus presencias.

 

2ro ) Fíjate si hay alguna tensión en tu cuerpo, de ser así, relájate tratando de tensar otro músculo y luego relajándolo, o rotando tu mandíbula o alguna otra coyuntura. Al exhalar, sonríe, echa fuera cualquier cosa que estuviese causando tensión impidiéndote ser Jesús. Cada exhalación entrégate más profundamente hasta que tengas hambre de ser Jesús tanto como tienes necesidad del aire.

 

4to ) Escucha cada latido de tu corazón, tuc, tuc… , tuc, tuc ………..Es el don precioso de la vida. Vida gratuita dada por nuestro Padre. Trata de diferenciar el aire que respiras de los latidos de tu corazón. Comienza, a hacer suavemente una oración de alabanza por este don tan precioso que es la vida. Suavemente comienza a decir te alabo Padre y te doy gracias por el don precioso de la vida. Te alabo y te bendigo por que SOS un Dios de Amor. Te doy gracias por la gratuidad de tu Amor……… Y así sucesivamente deja que tu espíritu se valla ensanchando en la alabanza.

 

5to ) DESPUES DE ESTA ALABANZA Y DE HABER ORADO CON LOS LATIDOS DE TU CORAZÓN Y TU RESPIRACIÓN. A ESE CORAZÓN QUE ESCUCHASTE LATIR ES DONDE DIOS TE QUIERE HABLAR. ES DESDE SU CORAZÓN QUE LATE, DE DONDE TE QUIERE HABLAR CON SU PALABRA… QUE NO ES NADA MENOS QUE SU CORAZON QUE LATE DE AMOR POR VOS.

 

Trata de escuchar esos latidos de su amor en las siguientes lecturas y seguí encontrándote con este Abba, Padre que tanto te Ama.

Como ya lo sabes trata de leer despacio, sin apuro y dejando que la Palabra como una suave llovizna penetre en tu corazón. Quédate en el versículo o párrafo que más te llegue, mastícalo, rúmialo, consérvalo en tu corazón, y trata de escribir en tu cuaderno las situaciones en las que a lo largo de tu vida te sentiste más amado/a por Dios.

Luego de hacer esta lista comienza a alabar y a dar gracias por ellas.

 

Lecturas para orar: Eclo.   23,1-4; Os. 11,1-4. 8-9; Is. 63,7-9; Rom.  8,28-30

 

Rom.  8,14-17; Rom.  8,31-39; Orar con el Sal. 103  (102)

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