Desde el 2018 la matrícula ya creció un 212%, pasando de 1.649 a 3.485 estudiantes. La gestión de Omar Perotti, a través del Ministerio de Educación, puso el foco en que las personas con discapacidad puedan transitar sus trayectorias en escuelas comunes.

La Educación Especial en la provincia de Santa Fe disputa con intensidad el paradigma que impulsa una escuela que construya ciudadanía desde la convivencia en la pluralidad, y donde cualquier estudiante pueda transitar el espacio común pedagógico.
Desde el año 2020 la Dirección Provincial de Educación Especial puso el foco en que las personas con discapacidad puedan transitar sus trayectos formativos en escuelas comunes, principalmente en la escuela secundaria.
Con este fin inició un proceso de acompañamiento a equipos de supervisión y a las escuelas, poniendo énfasis en fortalecer las trayectorias continuas y completas. Continuas para que los estudiantes transiten todos los niveles educativos obligatorios y completas para que cursen todos los espacios curriculares.
El objetivo es la construcción de un sistema educativo que pueda organizar sus prácticas desde la perspectiva del derecho universal a la educación, que pueda ir transitando desde el paradigma de la inclusión al paradigma de la convivencia en la pluralidad, donde todas las personas habiten el espacio común.
Desde el Ministerio de Educación se crearon 140 cargos para la modalidad de Educación Especial con el fin de acompañar este proceso; la estrategia apunta a fortalecer los establecimientos educativos.
Del mismo modo, en las escuelas de nivel medio hubo un incremento del 212% en la matrícula de estudiantes de la modalidad que realizan sus trayectorias educativas desde el 2018, pasando de 1.649 a 3.485 en la actualidad.
Según la Directora de Educación Especial de la provincia Analía Bella, “las escuelas fueron y son partícipes de los movimientos estructurantes en lo social, revisando y transformando prácticas culturales e institucionales para no reproducir instancias segregativas y discriminatorias. En el caso de las personas con discapacidad, en la provincia de Santa Fe se vienen produciendo avances significativos que es necesario seguir revisando para mejorar las prácticas, con el horizonte en la escolarización plena y la pertenencia en los espacios comunes.”
En este año desde la Subsecretaría de Educación Secundaria junto a la Dirección Provincial de Educación Especial se desarrolla la línea de acción “De la Inclusión a la Convivencia en el marco de la Dimensión Afectiva”, para fortalecer el trabajo con las instituciones educativas en pos de acompañar la incorporación y trayectoria de cada vez más estudiantes en el nivel secundario.
Para ello se convoca a diferentes actores de la comunidad educativa: equipos directivos, tutoras/es, profesoras/es y estudiantes en mesas de trabajo con la coordinación de equipos de Educación Especial, con el objetivo de diseñar líneas de acción sistemáticas que apunten al trabajo sobre las convivencias, y a garantizar trayectorias continuas y completas en todos los niveles obligatorios.
Para Analía Bella es importante porque “la escuela es productora de ciudadanía y cuál es el tipo de ciudadanía que queremos que esta escuela construya, una ciudadanía que aloje, que aprenda a vivir con otros, y este aprendizaje no se da espontáneamente. A convivir junto a otros se enseña y esto requiere de un trabajo con las instituciones, para que la distancia pedagógica no se transforme en una distancia humana.”
Habitar lo común
Iris More es mamá de Bautista un adolescente con síndrome de Down. Cuando el niño cumplió tres años sus padres buscaron un jardín y concluyeron que lo ideal era que fuera al mismo que su hermano Juan Cruz. Eligieron ese jardín considerando que él iba a estar muy bien porque ya lo conocía y se encontraron con un sistema educativo que les decía que el destino era definitivamente la educación especial.
Con exigencia y determinación consiguieron que Bautista transitara su trayectoria educativa en una escuela común, desde entonces Iris sostiene que “Bautista hizo sala de cinco, y fueron los años más lindos y placenteros para la familia, Bauti transitó una educación hermosa. Las familias de nuestro lado siempre acompañándonos, y los niños nos educaron a los adultos en la convivencia, en el buen trato, en el respeto, en el cariño. Bautista participó de todas las actividades todos los días, viajaron e hicieron un montón de cosas junto a sus compañeros, y no tuvimos ningún inconveniente”.
Desde entonces Bautista transitó la educación primaria en una escuela común, “transitó toda la educación común también durante todas sus horas, todos días, todas sus actividades, y a contra turno, educación física. Fue un niño feliz. Encontramos también algunas barreras para el aprendizaje, pero yo creo que eso se subsana con el transcurrir del tiempo y la predisposición. Creo que todos tenemos que estar predispuestos para enseñar y aprender. No tiene que ser tan literal el aprendizaje de contenido. Yo creo que todos tienen que ser más abiertos en ese sentido”, sostuvo Iris.
En esa misma línea remarcó que “los chicos no nacen discriminando a nadie y son los que nos enseñan. Bautista salió de séptimo grado con aprendizajes maravillosos de convivencia, de respeto, de autonomía. Transitó también una educación primaria acorde a lo que nosotros esperamos y en cuanto a lo humano superamos las expectativas”.
Hoy día Bautista inició el nivel secundario participando de todas las materias y horas con un fuerte vínculo con sus compañeros, su madre planteó que “los chicos tienen que estar en espacios comunes a todos, porque es el derecho del chico, son derechos humanos que hay que respetar, que sean todos felices en cada escuela, en el lugar donde están los demás niños, niñas y jóvenes de nuestra provincia, y esto lo tenemos que transformar entre todos”.
La inclusión abre la puerta de este modo a habitar lo común, lo comunitario y, en definitiva, no sin conflictos, a convivir en la pluralidad.

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