Más de 150 visitantes realizaron el circuito Jaaukanigás en la ciudad de Villa Ocampo.

La experiencia que se desarrolló durante tres días con caminatas, avistaje de aves, cabalgata y navegación, fue coordinada por la ONG Aves Argentinas en el marco de la 10º Fiesta Nacional de los Humedales.


Un colectivo descapotable esperaba a los expedicionarios en la Oficina de Turismo para emprender la travesía rumbo al este, hacia Puerto Ocampo. A 8km una bifurcación de caminos marca el arribo a Isleta. Unas pocas casas y un antiguo cementerio recuerdan que allí comenzó la historia de Villa Ocampo en 1878.

El paisaje cambia y los campos de agricultura dejan lugar a los pastizales, árboles y palmeras del valle de inundación del Río Paraná. El Ecobus seguía viaje hasta un puente-balsa sobre el Paraná Miní y al atravesarlo, se estaba en zona de isla. Las flores amarillas de los Ibirá-Pitá y las Cina Cina resaltaban sobre el mar verde grisáceo del pajonal.

Un paso por la Resera Municipal “El Pindó” permitía recorrer una porción de selva acompañados de un diálogo con el Biólogo, Alejandro Giraudo, que reflexionaba sobre la riqueza del humedal y la desconexión de la población con la naturaleza. Con chicharras de fondo y monos mirando, también había tiempo para pensar en el origen del nombre del vocablo Jaaukanigás (Gente del Agua) y el pueblo aborigen que lo acuñó con el Profesor, Hernán Agustini.
La travesía continuaba por caminos entre pastizales hasta llegar a la laguna “El Canutillar” donde el Dir. de Turismo, Romang Murzyla, timoneaba una embarcación que permitía la observación de yacarés a corta distancia. Sobre la orilla el Baqueano, Rubén Blanco encabezaba una cabalgata entre pajonales.

A pocos kilómetros otra laguna a la que se llegaba con un Ford Alaska 1937 explotaba en aves para la observación con la guía del especialista Pablo Capovilla, quien apuntaba la presencia de aves migratorias como los Milanos Boreales que llegaron de su largo viaje desde el hemisferio norte.


La experiencia contó con visitantes de la ciudad de Rosario, Reconquista, Villa Ocampo, Resistencia y la región. Algunos conocían el lugar y aportaron historias, otros se sorprendieron al encontrar flora y fauna que fueron a visitar a otras provincias. Todos vivieron una experiencia que los conectó de otra manera con el humedal que habitan y les permitió “escuchar los sonidos de la naturaleza”.

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