Del 6 al 10 de marzo, en el marco de la Asamblea Continental del Sínodo, se reunieron en Brasilia, obispos, religiosas, diáconos, presbíteros, laicos, representando a Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay para compartir sus experiencias y ser portavoces de las demandas actuales de la gente, para luego plasmar un documento base que sirva de guía para el caminar en la iglesia.
El obispo diocesano, Mons. Ángel José Macín junto a un grupo de religiosos de la Diócesis de Reconquista, participaron del evento y nos compartieron sus vivencias como una experiencia de mucho entusiasmo, de mucho compromiso, de comunión.
Durante los días que se desarrollaron los encuentros, los servidores tuvieron la tarea de encontrar nuevos ministerios en pro de la evangelización y que esta responda lo más cercanamente posible a la realidad que viven las personas.
Para el Obispo de Reconquista, ese intercambio de experiencias, de escucha, fue muy importante y permitió una profunda comprensión inspirada en el espíritu santo, haciendo que el trabajo sea intenso pero gratificante.
La metodología del encuentro fue la comunión, el poder escuchar y ser escuchando y acercar de esa manera las amenazas, problemáticas, miserias que vive cada comunidad para luego mirarlas desde el lugar de la iglesia, asumir los errores y buscar, en el criterio principal del Bautismo (somos hijos de Dios), cómo abrir las puertas para que todos se sientan parte y responsables de la misión que cada uno porta.
La asamblea tiene como fin recoger en un texto los aspectos significativos de los pueblos del continente en lo social y en lo eclesial, y que sugiere nuevos caminos a recorrer, en sus propuestas pastorales, líneas de acción, dimensiones y desafíos, sustentados en tres horizontes: una Iglesia sinodal, misionera y samaritana.
Sobre esto, conversó desde Brasilia con Radio Amanecer, Monseñor Dante Braida actual obispo de La Rioja: “trabajamos en el documento base, sumando las experiencias, vivencias de todos, tomando como punto el lugar del laico en la iglesia, la búsqueda de recuperar la identidad bautismal del Cristiano para que todos se sientan parte y asuman su misión. Además, para reconocer a todos y que en ese reconocimiento se promueva la dimensión del servicio dentro de la iglesia”.
Para promover esto último, sugirieron acompañar a los jóvenes, dar mayor participación a las mujeres en las instancias de decisión y configurar así la vida de una iglesia en la que cada bautizado tenga su lugar, su misión y sea responsable, comprometido para desplegar mayor vitalidad en las dimensiones evangelizadoras.
En la síntesis que compartió Monseñor Braida, expresa el deseo de que la espiritualidad sea el fundamento de todo vínculo. Que las personas abran su corazón a Dios para poder así abrirlo a los demás y que el caminar sea siempre con otros.