Detectar la enfermedad a tiempo salva vidas. En Argentina se dan alrededor de 5300 contagios por año.
Hace más de 42 años que el mundo convive con el VIH y, al parecer, la eliminación de la transmisión y el fin de las muertes asociadas con la infección están lejos de terminar. A pesar de los avances científicos, lamentablemente esta patología es una pandemia que aún no termina.
En el marco del Día Mundial del Sida, el equipo de radio Amanecer se contactó con la Infectóloga Dra. Lucila Frey quien explicó sobre la importancia de hacerse los análisis de sangre correspondientes para detectar el virus a tiempo.
«El 13% de las personas desconoce que tiene VIH. El 30% accede a un tratamiento tardío por no chequearse anualmente cuando es una enfermedad que si se agarra a tiempo se puede vivir sin mayores preocupaciones», informó la especialista.
Los datos mencionados se encuentran también en el ultimo informe brindado por el Ministerio de Salud de la Nación, en el que estima que 140.800 personas viven con VIH en la Argentina, y un 13% desconoce su diagnóstico o logra conocerlo en una etapa avanzada de la enfermedad, cuando su salud ya está deteriorada.
Siguiendo con esta línea, la Doctora Frey recomienda que: «así como van a solicitar el estudio de sangre para saber el nivel de colesterol, es importante que pidan a su médico una prueba de VIH para quedarse tranquilos. Por año en la Argentina se dan más de 5 mil contagios, hay que terminar con los prejuicios sobre esta enfermedad y acercarse a solicitar los estudios. Como también es fundamental la utilización de preservativos para prevenir el contagio».
Y remarca que: «Nada es más importante que contar con un diagnóstico precoz. En ese sentido, la detección temprana del VIH reduce el riesgo de transmisión y permite tomar medidas adecuadas para la prevención y el control. Es una enfermedad que merece la responsabilidad colectiva».
El VIH ataca a los glóbulos blancos, debilitando el sistema inmunitario y esto hace que sea más fácil contraer enfermedades como la tuberculosis, otras infecciones y hasta algunos tipos de cáncer. Se transmite a través de los líquidos corporales de las personas infectadas, como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales, puede propagarse de madre a hijo durante el embarazo y el parto, pero no se contagia por besos, abrazos ni por compartir alimentos.