La situación en la industria textil local se agrava, y uno de los casos más preocupantes es el de Algodonera Avellaneda, ubicada en el Parque Industrial de la ciudad de Reconquista.
En las últimas horas se confirmó el despido de cerca de 40 trabajadores, entre ellos unos 20 empleados mensualizados, varios con más de 15, 30 e incluso hasta 34 años de antigüedad en la firma.
Según informaron los propios trabajadores, la empresa argumentó que atraviesa por un mal momento económico y se ampara en el Artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, que le permite abonar solo el 50% de la indemnización a los despedidos en caso de crisis comprobada.
El malestar crece entre los empleados y sus familias, ya que además de los despidos, este miércoles 6 de agosto, solo se pagó el 50% de los sueldos, y se informó que el resto recién sería abonado el próximo 13 de agosto. También persiste la incertidumbre sobre el pago de las indemnizaciones, que según trascendió, serían abonadas en “comodísimas cuotas”, lo que generó aún más enojo entre los afectados.
En medio de este contexto, las empresas que trabajaban a fazon con Algodonera Avellaneda dejaron de hacerlo, lo que agrava la situación general de la cadena algodonera y textil en la región. La apertura de las importaciones a nivel nacional también aparece como un factor de peso en la crisis que atraviesa el sector.
El viernes, se llevará a cabo una reunión clave con el Ministro de Trabajo de la Provincia, Roald «Coco» Báscolo, con el objetivo de intentar destrabar el conflicto y buscar soluciones para las decenas de familias afectadas.
La continuidad de la empresa sigue siendo una incógnita, aunque se informó que Algodonera Avellaneda continuará con sus tareas habituales por el momento.
Sin embargo, la posibilidad de un cierre definitivo no está descartada, lo que genera una enorme preocupación en la comunidad y en toda la industria textil del norte santafesino.
La crisis en Algodonera Avellaneda pone en evidencia la fragilidad del sector textil argentino, golpeado por la caída del consumo interno, el aumento de los costos, la competencia externa y la falta de políticas de protección para la industria nacional.