Jóvenes provenientes de diversas localidades del norte santafesino participaron del Jubileo de los Jóvenes realizado en la ciudad de Reconquista, un evento cargado de espiritualidad, alegría y compromiso. En el programa Puerta Abierta, espacio ecuménico de Radio Amanecer, varios de ellos compartieron sus testimonios sobre esta experiencia inolvidable.

Camila, del grupo cristiano de jóvenes de Avellaneda, expresó que el encuentro fue una oportunidad para vivir y compartir la fe desde lo cotidiano:

“Fue hermoso compartir con otro joven, con alegría. Decir: ‘Hola, soy otra joven como vos y quiero compartir esto que Dios nos regaló’. Juntos podemos compartirlo con otros. Se trató de multiplicar la felicidad, de acompañar las cargas y vivir la fe en lo simple del día a día”, compartió con emoción.

Camila destacó el ambiente del Jubileo como un espacio de libertad, encuentro y decisión:

“Jesús nos invita, nos busca, nos sigue, pero no nos obliga. Se sentía estar en casa, en un verdadero hogar”.

Desde Malabrigo, Ludmila Tomadin, integrante del grupo «De Luz del Mundo», también relató su vivencia con entusiasmo:

“Todos queríamos ir, nadie quería faltar. Estábamos entusiasmados, hasta hicimos una bandera. Encontrarnos con tantos jóvenes, escuchar, cantar, bailar, compartir a Dios… fue único e inolvidable».

Ludmila destacó un momento especial:

“Después de la caravana entramos a la Catedral e hicimos lío, celebramos a Dios con alegría. Ser luz en el camino de alguien que la está pasando mal, eso es compartir a Jesús”.

Alexandra Aguirre, otra participante, resaltó la importancia de ser escuchados:

“Reflexionamos, nos alegramos, compartimos y vivimos a Dios. Fue clave darles lugar a los jóvenes, escucharnos, manifestarnos”.

Por su parte, Guadalupe Alonso, quien participaba por primera vez, no ocultó su emoción:

“Me encantó, no me lo voy a olvidar nunca. Sentí alegría, me olvidé del celular, de los problemas. Pensamos en los jóvenes, y compartimos un mismo vivir, que es Dios”.

El Jubileo de los Jóvenes en Reconquista se transformó en una verdadera fiesta de la fe juvenil, donde el espíritu de comunidad, la esperanza y el compromiso con el mensaje de Jesús se hicieron presentes con fuerza.

Un testimonio vivo de que los jóvenes no solo están presentes, sino que quieren ser protagonistas en el camino de la fe.