El aviador que piloteaba el fumigador salió con vida después de una arriesgada maniobra. Sólo sufrió heridas menores y contusiones. El estado de la aeronave hacían pensar en una muerte segura pero Aguirre se salvó.

Un aviador salvó milagrosamente su vida cuando la avioneta fumigadora que tripulaba se estrelló ayer antes del mediodía, en jurisdicción de Colonia San José, a 23 kilómetros al norte de la ciudad de San Javier y el piloto solo sufrió heridas menores y contusiones.

De acuerdo al testimonio del propio piloto — Pedro Marcelo Aguirre, de 42 años, derivado desde un centro de salud local hasta el hospital Cullen de Santa Fe donde permanece internado —, la aeronave con la que estaba fumigando úrea sobre un sembradío de arroz «sufrió un desperfecto mecánico; la hélice comenzó a trabarse, por lo que comenzó a perder altura. Ante esto comencé a buscar un lugar para efectuar un aterrizaje lo más suave posible a orillas del río San Javier».

Al lugar convergieron efectivos de la jefatura de la Unidad Regional XIV San Javier, donde un baquiano les indicó que el piloto había sido trasladado hasta un centro médico asistencial, donde recibió curaciones.

Testimonio

Los agentes presentes en el arrozal se comunicaron vía radiofrecuencia con la jefatura de San Javier, lo que posibilitó que otra partida fuera hasta el Samco adonde habían llevado a Aguirre quien totalmente lúcido y luego de recibir las curaciones narró los hechos a los uniformados.

Sobre el estado de salud del piloto, los médicos que lo atendieron revelaron que presentaba politraumatismo, y que desconocían la existencia de golpes internos, pero que para despejar cualquier duda y recibir una atención más adecuada a la complejidad del cuadro, Aguirre sería derivado, en compañía de un médico y un enfermero hasta el hospital Cullen, donde fue compensado, recibió curaciones y quedó internado en observación, hasta ver la evolución en las próximas 24 horas, para encarar nuevos estudios.

Los peritajes de rigor estuvieron a cargo de la fiscal en turno, Rosana Marcolín, y fueron ejecutados por los agentes del área Científica de la Policía de Investigaciones (PDI).

Literalmente, Pedro Aguirre volvió a nacer. El estado en que quedó la aeronave hacía imaginar una muerte segura. Pero la suerte y la habilidad lo salvaron.

 

Fuente – El Litoral.com

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