Los bancarios estarán celebrando su día y por lo tanto no habrá atención en ningún banco.
Comunicado del gremio
El próximo martes 6 de noviembre es nuestro día. Un día de reconocimiento, no laborable, a nuestro trabajo diario, que coincide con un nuevo aniversario de la constitución formal de nuestro sindicato.
Queríamos que este saludo a cada bancaria, a cada bancario, a todos nuestros compañeros, llegara con anticipación.
No fue posible. Una vez más, los bancos tratan de no cumplir íntegramente su obligación de actualizar nuestro salario tal como está establecido en el acuerdo paritario.
Estamos, por ello y en estas horas, en tensas conversaciones para alcanzar soluciones adecuadas.
Resultan imprescindibles. Es cierto que al finalizar la semana hemos percibido la importante compensación alcanzada por el Día del Bancario. Pero, para la mayoría de nosotros, esta vez no servirá para invertirla en un bien para el hogar, unas mejores vacaciones, o una sorpresa para nuestros hijos,
El esquema económico del gobierno, el brutal aumento de los precios, que crecen empujados hora por las disparadas cambiarias, hora por las astronómicas tasas de interés, junto a los tarifazos, nos obligan a utilizar esa compensación para “tapar agujeros”.
Es más, para muchísimos casos el peso del injusto impuesto al salario termina por absorberla.
Ni qué decir lo que sucede en otras actividades -no debemos ignorarlo pues repercute en la nuestra-, en las que no se registran las fabulosas ganancias -cerca de 1700 millones diarios- que hoy obtienen los bancos por la irresponsable y riesgosa operatoria de comprometer encajes en Letras de corto plazo del Banco Central.
Es que la economía de verdad -la productiva, la de nuestras familias, a las que el sistema financiero debiera asistir con crédito asequible-, a consecuencia de esta política económica, está en recesión, se ahoga, se destruyen fuentes de empleo.
Esto mismo indica que nuestra actividad, que ya registra el crecimiento de los cheques rechazados y el estrés de las cadenas de pago, está entrando en zona de riesgo.
Este riesgo se acentúa para la Banca Pública, a la que se descapitaliza para asistir al Gobierno en la aventura de un endeudamiento fenomenal.
Nuestro compromiso es defender y mejorar los derechos de nuestros compañeros, alcanzar una vida digna para nuestras familias, lograr que nuestro trabajo sea útil a la sociedad que integramos, realizarnos en una sociedad más justa.
Hoy lo renovamos, señalando lo obvio, para ello:
- la política económica debe cambiar;
- también debe cambiar la conducta de las patronales bancarias que, en general, niegan considerar cuestiones relativas a la organización y condiciones del trabajo bancario que devienen de avances tecnológicos o del fraude de las tercerizaciones. O, temerariamente, niegan actuar de común acuerdo frente a la desregulación extrema de la actividad financiera que coloca en riesgo a muchas entidades, e impacta directamente sobre el empleo y los derechos de los usuarios.
Estamos en una situación de grave conflicto generado por un gobierno que dijo venir para mantener lo que estaba bien y corregir lo que estaba mal. En los hechos, está destruyendo lo que estaba bien y empeorando lo que estaba mal: así ataca nuestros derechos y salarios, nuestras jubilaciones, nuestras fuentes de trabajo.
Por ese reclamo de que la política económica y social cambie, hemos actuado y movilizado junto con muchas organizaciones sindicales, con mensaje que resonó con claridad el último 20 de octubre en Luján: Paz, Pan y Trabajo.
Es ése el camino -donde apelamos al sentido de unidad que caracteriza a los trabajadores bancarios- que permitió y permite importantes logros.
No es tiempo de tibiezas ni de resignaciones. Este tiempo difícil ha de afrontarse con inteligencia, y si es necesario con lucha, como lo estamos haciendo.
Que nadie se equivoque. Los bancarios sostenemos y vamos a sostener nuestros derechos desde la coherencia de nuestra historia y desde la convicción de nuestros principios.