Aproximadamente 70 millones de hectáreas se encuentran bajo una sequía que va de moderada a extrema. Los impactos ya son evidentes en múltiples sectores productivos. Cuál es la perspectiva para los próximos meses.
La navegación fluvial, las diferentes tomas de agua urbana, la generación de energía, la fauna íctica, el riesgo de incendios y la modificación de cauces y paisaje son sólo algunos de los sectores que ya sienten el impacto de la sequía que afecta gran parte de la región.
Este escenario se debe a varias causas: La falta de lluvias, el aumento de la demanda hídrica, la explotación de la tierra y, principalmente, la prolongada sequía severa que afecta la Cuenca del Paraná, tanto en el sur de Brasil, como en Argentina y en Paraguay.
Según el informe elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional, de toda la superficie de la Cuenca del Plata, más del 45% se encuentra afectada por sequías extremas a excepcionales. La categoría que ocupa el mayor porcentaje de área es la de sequía extrema, con el 24%, lo que equivale a 25 millones de hectáreas aproximadamente.
Hoy, el 75 % del área de la cuenca del Paraná está afectada por sequías moderadas a excepcionales, lo que equivale a aproximadamente a 70 millones de hectáreas.
Por otro lado, la cuenca del río Paraguay también tiene aproximadamente el 75% de su área afectada por alguna categoría de sequía. La categoría que predomina es la sequía moderada, con un 26% del área. El 62% de la superficie se ubica entre las categorías de sequía moderada a excepcional, lo que equivale a 68 millones de hectáreas.
El pronóstico oficial por consenso para el trimestre agosto-septiembre-octubre 2021 indica mayor probabilidad de ocurrencia de precipitación inferior a la normal sobre el sur del Litoral, incluida Entre Ríos y este de la provincia de Buenos Aires. En el oeste de la provincia de Buenos Aires, la categoría normal se ve más favorecida. En el resto de la región también se favorecen las precipitaciones inferiores a la normal pero con menor probabilidad de ocurrencia.
Para los trimestres subsiguientes, hasta enero de 2022, los pronósticos coinciden en mantener mayores probabilidades de ocurrencia de precipitaciones inferiores a lo normal en dichas zonas, mientras que en la parte norte de la Cuenca del Plata, en la naciente del río Paraná los modelos pronostican mayor probabilidad de ocurrencia de precipitaciones superiores a lo normal.
Por otro lado, la probabilidad de desarrollo de una nueva fase de La Niña tiende a aumentar entre los meses de septiembre a enero 2022. Dado que el fenómeno está asociado a condiciones secas en el área ya afectada por la sequía, su eventual desarrollo podría agravar aún más la situación, por lo que «resulta fundamental el continuo monitoreo y actualización de este fenómeno y de sus pronósticos», señaló el Servicio Meteorológico Nacional.
Fuente – LT9