Casi 100 obispos de la República Argentina, iniciaron ayer lunes 08 de noviembre 2021, la 119 Asamblea Plenaria de Obispos de la Iglesia Católica.
De la misma está participando el titular de la Diócesis de Reconquista, monseñor Ángel J. Macín.
Seguramente no faltará en esta semana de reflexión, la situación política, social de nuestro país. Allí estará esta mirada de cada rincón del país.
Dentro del intenso plenario que contempla esta Asamblea, ocupará también un lugar la designación de obispos en las distintas comisiones episcopales. Monseñor Macín, preside la Comisión de Pastoral Aborigen.
La Asamblea comenzó este lunes con la Misa de apertura presidida por el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, quien en parte de su homilía señalo:
«Como pastores de nuestra patria pedimos en esta Eucaristía el don de la sabiduría del Espíritu Santo para que nos ayude a recorrer los caminos de este tiempo de crisis a la luz del Evangelio de Jesús»,
Ante casi un centenar de obispos que participan del plenario electivo, el prelado sanisidrense reflexionó sobre los tres temas del pasaje del Evangelio: el escándalo, el perdón y la fe.
«La palabra escándalo alude a las piedras que ponemos en el camino de los demás, a los obstáculos que puedan hacerlos caer y sufrir heridas que lastimen», advirtió.
«La herida más grande que puede recibir el Pueblo de Dios de nosotros los obispos, sacerdotes y laicos, es la falta de testimonio. La falta de coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. Profesar que adherimos a un estilo de vida sin vivirlo», sostuvo.
Monseñor Ojea exhortó a «no fingir» la caridad y planteó: «Vivir disociado, vivir una doble vida, produce escándalo en el pueblo de Dios y si esto se establece como un estado habitual, ya no es un pecado de debilidad sujeto al arrepentimiento y al perdón, sino que es corrupción».
«En este primer encuentro después de tanto tiempo, alrededor de la mesa del altar, queremos renovar nuestro compromiso de vivir en la verdad, siendo testigos fieles, que tenemos el honor de servir al Señor y a su pueblo», expresó.
En relación con el tema del perdón, monseñor Ojea recordó: «Debemos darlo incansablemente porque hemos sido perdonados», al considerar que «el perdón es un proceso que comienza con la escucha del otro».
«Esto me ayuda a ponerme en su lugar. El Sínodo sobre Sinodalidad se convierte entonces en un espacio extraordinario para vivir una Iglesia en salida, una Iglesia que sale a escuchar», añadió.
«En este tiempo de tanta fragmentación en el que todos buscamos diferenciarnos y afirmarnos en nuestros derechos, que la Iglesia salga a escuchar, representa un cambio de paradigma, que significa no quedarse atrincherado en los propios discursos, buscando seguridades solo en aquellos con quienes tenemos afinidad de pensamiento y sensibilidad», puntualizó.
El obispo indicó que «escuchar no es una actitud pasiva sino activa en la receptividad, requiere silencio interior. Cuando tengo mucho ruido interno no puedo escuchar. Muchas veces pensamos que ya sabemos lo que el otro va a decir y jugamos interiormente a confirmar nuestro presentimiento. Escuchar supone una decisión, requiere vaciarme de mi mismo y dirigir mi pensamiento y mis sentidos hacia el otro».