El 6 de abril de 1943 se publicó por primera vez El Principito, una de las obras clásicas de la literatura universal. Fue escrita por el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry.

Su autor, Antoine de Saint-Exupéry, nació un 29 de junio de 1900. Desde pequeño, manifestó interés por la aviación y aprendió del oficio cuando prestó servicio militar. En 1926 publicó su primera novela breve, El aviador, y obtuvo un contrato como piloto para una agencia privada. Se desempeñó como jefe de estación aérea en el Sahara español y en ese período escribió su segunda novela, Correo del Sur (1929). En los años 30 realizó adaptaciones cinematográficas y otras actividades.

Viajó a Moscú y a la España sitiada por la guerra, escribió reportajes y artículos para varias revistas. También formó parte de las misiones de la aviación francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Luego estuvo en Nueva York cuyas anécdotas las recopiló en Piloto de guerra (1942).

Durante su estancia de 27 meses en Estados Unidos, Saint-Exupéry redactó desde su casa, más de la mitad de los textos que formarían parte de lo que más tarde sería, su más reconocida obra: «El principito«.

Fue publicada en 1943 tanto en Francés como en Inglés por la editorial Reynal & Hitchcock, con ilustraciones de acuarela y con el paso del tiempo se incluyó entre los mejores de Francia del siglo XX. Cuenta con traducciones a más de doscientos cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo el sistema de lectura braille. Se mantuvo por mucho tiempo, con más de un millón de ventas por año. Saint-Exupéry no pudo ver la gran importancia que tuvo su obra, pues murió y 31 de julio de 1944, antes de que llegara el éxito a su novela. El escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry desaparecía en el aire tras pilotear un Lightning P-38 durante una misión de reconocimiento en Isla de Córcega en la Segunda Guerra Mundial.

El Principito: con qué frase inicia el cuento

A pesar de que se lo considera un libro infantil por la forma en que está escrito, El Principito constituye una profunda crítica de la adultez. Eso se nota incluso desde su primera frase, que es parte de la dedicatoria, a León Werth, novelista francés, ensayista, crítico de arte, periodista y amigo de Saint-Exupéry.

“Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; hasta los libros para niños”, dice el escritor nacido en Lyon en la primera parte de esa maravillosa dedicatoria.

Esta primera frase es además un anticipo de lo que vendrá en las siguientes páginas, repletas de reflexiones sagaces sobre temas como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida. Cualquier número es injusto para nombrar las frases que su libro nos ha legado, porque son muchísimas.

Las frases más famosas del libro
Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan).
Cuando el misterio es demasiado impresionante, no es posible desobedecer.
Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.
Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer.
Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte a ti mismo, eres un verdadero sabio.

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