A los 68 años, Ana Sneider de Falcon se convirtió en abogada, cumpliendo un sueño que había postergado durante décadas debido a las circunstancias de la vida. En diálogo con Radio Amanecer, compartió su alegría y, sobre todo, el mensaje de que nunca es tarde para cumplir los sueños, invitando a todos a no dejar cosas pendientes o, si las tienen, a luchar por alcanzarlas.

«Siempre quise estudiar abogacía, pero por cuestiones de vida no podía hacerlo. Sin embargo, decidí subirme a este tren que me llevó a cumplir el sueño de ser abogada. Sabía que no iba a ser fácil, pero asumí los riesgos», contó Ana con emoción.

Su historia está marcada por el esfuerzo y la perseverancia. Nacida en el Rabón, un pequeño paraje rural, fue difícil incluso terminar la secundaria. Sin embargo, Ana luchó por su educación. Estudió para docente y, a pesar de las dificultades, pudo mudarse a la casa de sus tíos y trabajar para poder concluir la secundaria.

«Me casé al año siguiente y tuve tres hijos. Cuando eran pequeños, no tenían más de tres años, me lancé a estudiar la carrera de docente y también la de corte y confección. Iba y venía todos los días para poder terminar mi educación. Lo que me movía era el sentimiento de superación e independencia», recordó.

 

A lo largo de los años, Ana se dedicó a ser ama de casa, docente jubilada y madre de cinco hijos. A pesar de todas las responsabilidades familiares, nunca dejó de lado su deseo de seguir creciendo profesionalmente. «Fue sacrificado, tuve que resignar horas con la familia para estudiar, hacer muchos viajes y alejarme de mis padres y de mi familia en distintos momentos. Pero siempre tuve el apoyo de los míos, y hoy están orgullosos de lo que logré», destacó emocionada.

Uno de los momentos más especiales para Ana fue haberse recibido casi al mismo tiempo que su hijo, quien también es abogado. «Eso fue algo muy lindo, compartir ese logro con él», señaló.

En cuanto a la decisión de estudiar abogacía a una edad avanzada, Ana expresó que fue una forma de probarse a sí misma que podía lograrlo.

«Casi no conté a nadie que estaba estudiando, lo guardé para los cercanos por miedo al fracaso. Pero siempre estaba buscando crecer, lograr algo personal, superarme. Y lo logré. Con esfuerzo y vocación, es posible», finalizó, dando un ejemplo de determinación y superación.