Este sábado 04 de Julio de 2020, recordamos los 25 años de la partida a la casa del Padre de dos sacerdotes que formaron parte importante de la etapa fundacional de la Iglesia Diocesana: el P. Antonio Pergolessi, conocido por su obra en favor de la educación rural y otras actividades en este ámbito, párroco por años de la Parroquia «la Encarnación» de La Sarita, y el P. Emiliano Deffar, sacerdote yugoslavo que huyó de la persecución y fue un querido párroco de Calchaquí, durante aproximadamente quince años. Luego volvió a sus tierras y siguió vinculado a la diócesis hasta su muerte.

Invitación:

E obispo diocesano, Mons. Ángel José Macín, invita a todos los sacerdotes a pedir por su eterno descanso y a dar gracias por su vida entregada en bien de nuestra Iglesia Particular.

Algunas memorias del P. Aldo Martini, sobre estos sacerdotes:

 

Padre Antonio Pergolessi:

Oriundo de la ciudad de Tostado. Estudió en el Seminario Metropolitano de Santa Fe (Guadalupe). Al poco tiempo de ser ordenado viajó a Europa con sus padres. Iban para una cuestión de herencia. En Europa se movió a todo nivel. Consiguió cantidad de intenciones de Misa en el Vaticano. Hizo contactos con Misereor y Adveniat en Alemania. Gracias a ellos Monseñor Iriarte pudo llegar con mayor facilidad. Conoció las E.F.A. en Bélgica y en Francia. Experiencia que, luego fundó en el país. Hizo contactos para la venida de sacerdotes europeos a nuestra diócesis. Un enamorado del campo y de todo lo rural. Fue asesor. Buscó, con ansias, promover a los criollos de la zona…  Logró la capacitación de los hacheros para el uso de motosierras. Fue todo un acierto para el trabajo de esos pobres hacheros. Se interesó por los caminos, la electricidad. El teléfono.

Para mi fue algo así como un Brocherito… Visitaba asiduamente a las familias de la parroquia. Participó del grupo “Iesus Caritas” de la espiritualidad de Foucauld.

En un momento dado lo pidieron para cambiar de parroquia. Se opuso totalmente ya que había hecho votos de estar en lo rural. Durante un tiempo fue asesor del Mov. Rural que luego retomó el P. Dugast. Era por demás locuaz y dado con los curas y toda la gente.

Se adelantó al Concilio al nombrar, en su parroquia, un Ministros extraordinario de la Eucaristía que ejerció un muy buen colono, el Blanco Peteán. Después del concilio Vaticano II decidió que un grupito de Hermanas religiosas josefinas que trabajaba en la parroquia, formaran una nueva comunidad insertada en lo rural. Intentó llamarla “Agricultura de Dios”. No tuvo suerte en esa inserción. Participamos con él y otros curas de los retiros de la Fraternidad.

Un dato: cuando íbamos a Córdoba para esos retiros, era forzoso tener que pasar por Tostado ya que allí vivían algunos de sus hermanos. Casi siempre le tocaba la mala suerte a un hermano que estaba a cargo de una estación de servicio. No importa la hora que fuere por la noche, Despertaba a todo el mundo para tomar un café y comer unas facturas.

Tenía un problema de salud, radicado en la próstata. Por su tratamiento en buenos Aires se hizo famoso por la defensa y promoción de la cámara de oxígeno.La muerte lo encontró, cerca del amanecer, en Victor Manuel II a causa de un paro cardíaco, un 4 de Julio de 1995. Fue un golpazo para todas la comunidad de La Sarita y zonas aledañas y para todo el presbiterio. Recuerdo que un grupo de laicos no aceptó el féretro de la obra social. Ellos querían un cofre para poder agradecer todo su servicio. Y así lo hicieron.

Su firma era P.A.N. (Pergolessi Antonio Nazareno).

Padre Emiliano Deffar

Oriundo de Yugoslavia tuvo que emigrar hacia América. Decisión que tuvo que tomar en el régimen del General Tito. El General Tito impuso el comunismo en Yugoslavia. Una guerra total contra la religión y la Iglesia católica. Con juicio somero se mataba a quienes defendían esa fe. El padre Emiliano se llegó hasta su casa para despedirse de su madre. Había decidido allegarse a América.

Justo se encontró en la casa con un hermano que era de las milicias revolucionarias. Debía denunciar a su propio hermano sacerdote ante las autoridades. Tanto lloró y le rogó la madre que no lo hizo. Emiliano viajó a España y, de allí, hasta la Argentina.

Monseñor Fassolino, arzobispo de Santa Fe, lo destinó a la parroquia de Calchaquí. Allí fue donde ejerció su apostolado durante varios años.

Era muy querido por la gente. Era de muy poco hablar, pero tenía frases lapidarias. Lo recuerdo en las reuniones del presbiterio que solía decir, en tono jocoso, una frase que sintetizaba los dicho en el encuentro.

Como anécdota recuerdo una que, aún, cuentan los mayores en Calchaquí. Le gustaba mucho jugar al truco y se juntaban con amigos en la confitería del cine local. Esto lo hacían hasta altas horas de la noche y casi hasta el amanecer. Un Domingo debía hacer un bautismo antes de la misa. Como no apareció el papá de la criatura la recriminó a la madre. Y ésta, muy suelta de boca, le aclaró: “No vino porque estuvo jugando con usted hasta el amanecer y, ahora, está durmiendo”.

No recuerdo mucho cuántos años estuvo allí, pero deben ser más de catorce años. Luego lo sucedió el P. Agustín Nadalich. El P. Deffar se volvió a Europa y nunca dejó de recordar su querida parroquia, aquí, en Argentina. Juntó y envió dinero desde allá para el cambio del techo de la antigua iglesia de Calchaquí. También murió un 4 de Julio de 1995.

 

 

 

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