Así titulábamos la nota anterior. En la misma recordábamos la invitación del obispo de la diócesis de Reconquista Monseñor Ángel J. Macín. En la Asamblea Diocesana realizada este año con motivo de cumplir los 60 años de la creación de la diócesis, el obispo dio a conocer un mensaje titulado: “Una agenda para los próximos tiempos”.
Queremos seguir compartiendo la primera parte de ese mensaje que se inicia con una referencia al texto bíblico: “Vayan por todo el mundo”.
Este texto es una invitación de Jesús a todos los cristianos. Nos está diciendo que, con nuestra vida y con nuestro testimonio digamos que el Reino de Dios está entre nosotros.
Me imagino la felicidad de aquellas personas que con el testimonio de sus vidas diarias hacen visible una sociedad más justa, más solidaria y donde las relaciones se construyen en base a la armonía y la paz. Es la felicidad que solo Dios puede dar.
Monseñor Macín, invita a todos los católicos a ser como la sal que le da sabor a los alimentos. Así también, todo cristiano comprometido con su bautismo debe ser protagonista donde la vida lo puso a darle sabor más humano, más justo y más solidario a la sociedad en la que estamos inmerso. Jesús nos invita a cada hombre y a cada mujer a ser “semillas del Reino de Dios” tanto en la sociedad como en las instituciones de la Iglesia.
La FE en Nuestro Señor Jesucristo, es la única fuerza que nos llevará a ser personas de bien en nuestra vida familiar, social, laboral, educativa.
En lo referente a la vida de las instituciones de nuestra Iglesia diocesana, el obispo nos está reclamando la participación de todos.
Es necesario mirar nuestras parroquias, nuestras instituciones de la Iglesia, nuestras comunidades barriales o rurales. Vivimos cambios muy profundos y no podemos estar ajeno a esas nuevas realidades. Nadie nos va a dar un manual o librito de lo que se debe hacer. Es la apasionante tarea que tenemos los hombres y mujeres de la Diócesis de Reconquista.
Me parece fundamental que cada católico se comprometa a analizar, debatir, revisar los puntos débiles que como Iglesia tenemos.
Abandonemos la critica chusmera, aquella que se fortalece con el chisme o sacando el cuero. Si ese método nos está invadiendo, cambiemos por otro que requiere ganas de juntarnos, de escucharnos, de dialogar y proponer. No necesitamos una iglesia de superdotados. La Iglesia de nuestra diócesis de Reconquista se forjó con el compromiso de gente muy sencilla, la gran mayoría sin grandes conocimientos teológicos pero con una gran Fe en Dios, en su Hijo Jesús, en nuestra Madre la Vírgen y con un compromiso de SER IGLESIA.
No dejemos que el llamado de JESUS: “vayan a anunciar el Reino de Dios” quede resonando en el desierto.
En la próxima nota seguiremos compartiendo otra reflexión del mensaje del Obispo.
Carlos Salame