Se realizó el domingo 2 de mayo, fiesta del Buen Pastor. Ese día se hizo la Jornada de Oración por las Vocaciones

Compartimos parte del  mensaje del obispo de la Diócesis de Reconquista, monseñor Angel José Macín:

  1. La vocación, una cuestión de fe

“Seguramente estamos de acuerdo que hoy tenemos ciertas dificultades en la comprensión y la aceptación de la vocación en la Iglesia. No solamente faltan vocaciones religiosas y sacerdotales. También hay problemas para entender la vocación al matrimonio. En fin, serias complicaciones para entender la vida al modo vocacional. Y también algunas cosas unidas a lo vocacional. Por ejemplo, el celibato, la castidad, o la fidelidad para la vida matrimonial.

Hay muchos análisis sobre la cuestión. Según mi visión, la principal explicación para esta crisis vocacional es la falta de fe.  La crisis de las vocaciones es una crisis de fe. La fe entendida en un sentido amplio, como un mirar más allá,  como una apuesta a la trascendencia.

Por distintas razones, se ha acortado nuestra mirada y nos preocupamos por ver aquello que nos afecta ahora, o que nos interesa ahora, que nos satisface ahora. Hay una peligrosa tiranía del presente, que nos lleva a disfrutar al máximo el presente, el aquí y ahora. Ponemos la felicidad en lo efímero del ahora.

Por eso es muy importante, sin negar el presente, mirar un poco más allá…a eso llamamos trascendencia. Trascender es ascender, subir para ver mejor, ir hacia adelante y hacia arriba,  es elevarnos un poquito para ver la realidad detrás de cualquier muralla.

Es cierto que la vocación es un don de Dios, y por eso tenemos que escuchar, discernir.

Pero para poder hacerlo es indispensable tomar la posición de mirar y caminar hacia arriba”.

  1. Vocación y sacrificio

Monseñor Macín, desarrolla este aspecto y comenta parte de su experiencia personal en el llamado al sacerdocio. Dice así:

“Si el dolor lo intentamos llevar solos, nos aplasta. En cambio, si nos dejamos ayudar, si miramos a Aquel que sufrió por nosotros, entonces incluso el sufrimiento se puede transformar en fuente de vocación. Así lo experimentaron muchos a lo largo de la historia.

Así lo he experimentado yo mismo y puedo testimoniarlo. Mi llamado a la vida sacerdotal está íntimamente vinculado a la enfermedad y muerte de mi padre, cuando yo tenía entre doce y catorce años. El cáncer que lo consumió y la tristeza por su ausencia fue la llama que encendió en mi corazón el deseo de servir al Señor. No podría explicarles como sucedió esto. Pero ya nada fue igual. Incluso, cuando comenzamos a seguir a Jesús es fundamental que sepamos que eso no nos libra del dolor. Al contrario, nos sumerge mucho más hondamente en su cruz.

No hay vocación sin sacrificio, no hay vocación sin dolor asumido y ofrecido. Hoy estamos sufriendo, o hay mucha gente sufriendo. ¿Qué nos dice el Señor ante esa realidad? Me pregunto, y les dejo esta pregunta a toda la comunidad diocesana: ¿No será que la falta o la pobreza vocacional en este tiempo tiene sus raíces, en parte, en una cultura que no valora el sacrificio, del verdadero sacrificio que se confunde con el amor?”.-

  1. Vocación y valentía

Comenta monseñor Macín

“Es muy clara la propuesta de Francisco. Solamente quisiera agregar que está estrechamente unida a lo que reflexionábamos hace un momento, y con el coraje para tomar decisiones. Ya lo dijo el mismo Jesús: no son los tibios, los dubitativos, quienes formarán parte del Reino de Dios, sino de aquellos que arriesgan su vida por los demás (cf. Mt 11,12). Los tiempos de crisis son tiempos donde se puede medir el verdadero temple y espesor de la gente, de las personas.

Por eso, los tiempos de crisis son tiempos de heroísmo, tiempos de soñar grandes cosas, tiempos de grandes sacrificios, tiempo de nuevas vocaciones”.

  1. El camino sigue…

El Obispo de la Diócesis de Reconquista les hace un pedido a las instituciones diocesanas:

“A algunos grupos les cabe una misión especial. Repito lo dicho en alguna otra ocasión:

Pastoral Juvenil, Pastoral Vocacional y Pastoral Misionera tienen que encontrarse un poco más y trabajar juntas. Les dejo algunas recomendaciones, para que después vean cómo hacerlo. Para

Pastoral Juvenil, el desafío de mostrar a los jóvenes el camino de la trascendencia, en el reino de la intrascendencia, es decir, trabajar por la fe de los jóvenes. Para la Pastoral Vocacional, desarrollar el vínculo entre sacrificio y vocación.

Y a la pastoral misionera, despertar y ejercitar la valentía y el coraje en los adolescentes y en los jóvenes.

Ustedes tienen la enorme responsabilidad de recordar a los jóvenes y a toda la Iglesia que la misión es urgente, y no hay excusas para negarse a este llamado.

  1. María, mujer creyente y comprometida

En la continuidad del Año Mariano Nacional, a María, Madre de las Vocaciones, le

encomendamos una vez más este hermoso desafío que venimos intentando construir, una cultura vocacional que genere nuevas y santas vocaciones en nuestra querida Iglesia particular de Reconquista.

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