Este domingo 23 de febrero marca un hito importante en la historia de la Iglesia católica en Argentina: se iniciará la causa de canonización de Sor Cecilia María de la Santa Faz, una Carmelita Descalza que dejó una huella imborrable en su comunidad y en el mundo.

Este proceso investigará su vida y la manera en que practicó las virtudes cristianas.

Sor Cecilia María nació en Neuquén en el seno de una familia numerosa con diez hijos. Debido a la carrera militar de su padre, su infancia estuvo marcada por constantes mudanzas, lo que hizo que sus hermanos fueran sus amigos más cercanos.

Era la segunda en nacer y la primera mujer. Desde pequeña se destacó por su carácter inquieto y enérgico. Durante su adolescencia, encontró una figura que la marcó profundamente: Santa Teresa de Jesús, fundadora de la Orden de los Carmelitas Descalzos.

Antes de ingresar al Carmelo de Santa Fe, Sor Cecilia atravesó un período de crisis vocacional en el que decidió estudiar Enfermería, carrera de la que se graduó. Sin embargo, su llamado a la vida religiosa la llevó a tomar los votos y vivir en el convento por casi dos décadas. A pesar de su fuerte personalidad y cierto grado de distracción, logró integrarse en la vida monástica con alegría y entrega.

La hermana dejó una profunda impronta en quienes la conocieron. Fray Ricardo Prado recuerda con cariño un episodio en el que Sor Cecilia dejó encendidas unas luces de Navidad, lo que casi provoca un incendio en la capilla.

Su médica oncóloga y amiga, Virginia Marina, relata cómo, a pesar de su enfermedad, se entusiasmaba por los acontecimientos de la vida de quienes la rodeaban.

“Voy a tener que rezar por vos y este muchacho, Virginia”, le dijo con alegría cuando su amiga le contó que había conocido a su futuro esposo.

Sor Cecilia María falleció en 2016 a los 42 años, tras una rápida lucha contra un cáncer de lengua.

Fabiana Retamar de Botta, Carmelita seglar y amiga, recuerda el momento del diagnóstico: una simple llaga que resultó ser un tumor terminal. En sus últimos meses, la hermana demostró una fe inquebrantable y un espíritu de entrega que conmovieron a su comunidad.

Hoy, sus restos descansan en el jardín del Carmelo de Santa Fe, entre vincas y agapantos, junto a otras hermanas Carmelitas. La causa de canonización que comienza este domingo buscará examinar sus escritos, cartas y testimonios para determinar si vivió con virtudes heroicas.

A casi nueve años de su fallecimiento, el legado de amor, entrega y humanidad de Sor Cecilia María sigue vivo en quienes la conocieron. Su sonrisa, que nunca la abandonó, es hoy un símbolo de esperanza y fe para muchos.