La inesperada proliferación de la chicharrita ha desconcertado a productores y técnicos en Argentina, quienes se enfrentan a un fenómeno que, si bien se conocía, nunca antes se había manifestado de esta manera en el país. Este año, el desafío radica en encontrar formas de adaptación en las variedades de cultivos para contrarrestar el daño causado por este insecto.

Para conocer más sobre la temática, el equipo de Radio Amanecer entrevistó a Fabio Moschen de Malabrigo, quien compartió su experiencia con el silicio como solución al problema.

«Ante la aparición de la chicharrita, la primera reacción es buscar soluciones químicas para eliminarla. Sin embargo, se ha advertido que una vez que el insecto ha infectado las plantas, el daño ya está hecho. Matar a la chicharrita equivale a eliminar al mensajero, pero no resuelve el problema de fondo», señaló Moschen.

A su vez, mencionó que «desde hace varios años, se trabaja en Argentina en la especialización de materiales para generar condiciones de rusticidad y resistencia en los cultivos. Este enfoque, desarrollado en colaboración con expertos de Estados Unidos, se basa en la activación del sistema de defensa propio de las plantas».

En este sentido el especialista aclaro que «el uso del silicio ha surgido como una herramienta efectiva para mejorar la resistencia de las plantas frente a plagas como la chicharrita. Aplicar silicio a las plantas no solo aumenta su resistencia, sino que también mejora su adaptación a condiciones adversas, como la sequía o problemas de suelo».

Por lo expuesto, recomienda implementar prácticas de manejo cultural que induzcan la resistencia de las plantas antes de la llegada de la chicharrita. Este enfoque ha demostrado ser efectivo en regiones donde la presencia de este insecto es común, como el sur de México, Colombia y Brasil.

En conclusión, la combinación de enfoques como el uso de silicio y el manejo cultural adecuado ofrece soluciones prometedoras para enfrentar el desafío de la chicharrita en Argentina. Estas estrategias no solo ayudan a controlar plagas, sino que también contribuyen a mejorar la adaptación y resistencia de los cultivos frente a diversas condiciones ambientales adversas.