Gustavo Sánchez Marchetti, oriundo de la zona de Fortín Olmos y miembro activo de la pastoral de juventud de la diócesis de Reconquista, participa del Jubileo de los Jóvenes que se celebra en Roma desde el 28 de julio hasta el 3 de agosto.
Su presencia en este evento internacional no fue casual: “El año pasado participé de la asamblea nacional de pastoral juvenil y quedé en el grupo de WhatsApp de la Pastoral Juvenil Argentina. A través de allí nos invitaron al Jubileo en Roma. Me informé, me entusiasmé e hice todo lo posible para sumarme. Organizamos el viaje con mucha fe y esperanza”, contó Gustavo.
Desde la Iglesia Argentina en Roma, donde se aloja durante esta semana, relató con emoción algunos de los momentos vividos: “Ayer tuvimos una adoración con jóvenes argentinos, y luego peregrinamos hacia Santa María la Mayor, donde rezamos en la tumba del Papa Francisco. Fue un momento muy movilizante. Culminamos con la misa de inicio del Jubileo, donde el Papa León XIV llegó por sorpresa a saludarnos. Fue un día de gracia, de profunda comunión entre argentinos”.
Gustavo, que describe el Jubileo como “un momento único, especial, lleno de juventud y esperanza”, destacó la presencia de más de mil jóvenes argentinos distribuidos por diferentes regiones de Italia. “Ver el movimiento juvenil, la alegría, el ‘lío’ que nos pedía el Papa Francisco, es verdaderamente hermoso”, expresó con entusiasmo.
Además, compartió que trajo desde Reconquista una imagen de la Virgen de Itatí pintada por Luisina Escobar, joven artista de la parroquia catedral. “Estamos haciendo todo lo posible para que el Papa León XIV pueda bendecir esta imagen. Pedimos a toda la comunidad que nos acompañe con sus oraciones para lograrlo”, agregó.
El pasado fin de semana, la diócesis de Reconquista también celebró el Jubileo de los Jóvenes en forma local, adaptando la propuesta con entusiasmo. “Es una particularidad hermosa: llevar el espíritu del Jubileo también a nuestra tierra, unir a todos en esta fiesta que se celebra cada 25 años”, dijo Gustavo.
“Vine rezando por todos los jóvenes de nuestra diócesis y del país. Las propuestas que estoy viviendo aquí me las llevo con el compromiso de compartirlas y transmitirlas, para contagiar esta alegría”, concluyó.
Una experiencia que deja huella, cargada de fe, esperanza y el deseo de construir una Iglesia joven, viva y en movimiento.