En los últimos años el consumo de tabaco descendió en el país, pero aún las tasas son altas en comparación con Latinoamérica. Un neumonólogo explica el ABC de la adicción nicotínica y los caminos a seguir para dejar de fumar.
Este martes 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco. Será una instancia de concientización sobre la adicción al cigarrillo, por la cual cada año mueren en el país unas 44 mil personas debido a enfermedades relacionadas al tabaquismo: ese número equivale al 13% de las defunciones totales, según datos nacionales.
Más allá de que el cigarrillo sigue siendo uno de los factores de riesgo más perjudiciales, el consumo descendió en la Argentina y en Santa Fe, particularmente desde 2005, cuando se sancionó la Ley Provincial sobre Ambientes Libres de Humo. No obstante, de cada cinco personas una es fumadora, y las tasas de consumo nacionales siguen siendo más altas que otros países de la región continental.
Por fuera de estos datos, la pregunta que se hacen a diario muchos fumadores es cuál es el camino para dejar de fumar. El Litoral consultó al Dr. Martín Maillo, reconocido neumonólogo de la ciudad y presidente de la Asociación de Neumonología de Santa Fe. «Hay dos públicos: el de los fumadores activos y el de los pasivos, quienes deben fortalecer las medidas de cuidado. El humo del tabaco afecta a éstos también», puso en contexto.
En las personas fumadoras, lo primero que se trata de hacer al momento de tratar la problemática es recalcar que se está hablando de una adicción -fumar no es un hábito ni una costumbre-, y que tiene distintos variantes que no conducen únicamente a la nicotina como el elemento de adicción básico: «El acto de fumar tiene aspectos psicológicos, incluso con lo social. Lo ideal es que las personas fumadoras se informen, que entiendan lo que les está pasando (una adicción) y que busquen información no tanto sobre los perjuicios del cigarrillo, sino sobre los beneficios de dejar de fumar», subraya.
A medida que esa persona se informa, va avanzando en etapas y empieza a considerar el acto de fumar como un problema real -la adicción tabáquica- al que habrá que enfrentar. «A partir del momento de decir: ‘Yo voy a enfrentar este problema’, esto dará lugar a que la persona fumadora dé un primer paso tomado por sí misma, con ayuda luego de su médico de cabecera. Eventualmente si se considera que la adicción amerita un manejo especializado, en ese caso lo recomendable es una intervención de especialistas en cesación tabáquica», precisa el experto.
-Aquella frase tan popular de que para dejar de fumar sí o sí hay que tener siempre una motivación personal, ¿es cierta?
-En general hay, a grandes rasgos, dos tipos de personas que intentan dejar de fumar. Aquellas que se enfrentaron bruscamente a un problema médico relacionado con el cigarrillo (propio o de un familiar), y las que llegan a un momento de sus vidas en que se dicen a sí mismas: «Esto me lo tengo que sacar de encima». En ambos casos, entendieron que hay un problema, la adicción tabáquica, y que hay que hacer algo para solucionarlo. A partir de entender el problema, se buscan los caminos para poder dejar de fumar.
Siempre recomendamos que la persona deje/intente dejar de fumar por beneficio propio (la salud), no por las «promesas», no tanto por una motivación personal. Pues se trata de buscar el beneficio de sentirse mejor dejando de ser fumador, y minimizar así posibles riesgos clínicos.
Es muy importante decir que si no hay un entendimiento claro por parte del fumador de está ante una situación que lo domina (la adicción), no se harán las cosas adecuadas y con éxito.
Una ley clave
El Dr. Maillo considera que la baja en el consumo de tabaco se dio luego de la implementación de la Ley de Ambientes Libres de Humo en Santa Fe, y que luego fueron adoptando otras jurisdicciones. «Desde que se implementó y hacia adelante, comenzó el descenso del consumo. Fue un hito desde el punto de vista de la medicina preventiva con respecto al tabaquismo», subraya.
Desde 2005, comenzó a bajar la cantidad de personas fumadoras de una forma importante, con una curva de descenso que llevó de casi un 40% de la población fumadora a un 20%, como tenemos en la actualidad. «No obstante, si bien hoy 1 de cada 5 personas fuma, los números de prevalencia de fumadores en el país sigue siendo de los más elevados de América. Por eso es tan importante insistir con el mensaje de que se puede dejar de fumar, y continuar con los esfuerzos en la lucha contra el tabaquismo», concluye el médico neumonólogo.
Fuente: El Litoral