«El Rosarino» Guzmán y «Bil» Benítez cayeron en 2016 luego de intentar traficar 101 panes en la zona del arroyo San Javier, en Reconquista. Mediante un juicio abreviado cerraron una pena en el Tribunal Oral Federal de Santa Fe.

Eran las 21.45 del 5 de enero del 2016 cuando agentes que iban a bordo de una patrulla policial vieron dos automóviles mal estacionados sobre la ruta provincial Nº 9, en inmediaciones del arroyo San Javier de la ciudad de Reconquista. Al costado, también se encontraba detenida una motocicleta.

El patrullaje tenía un fin en ese entonces. El río Paraná había llegado a su pico máximo ante la crecida de ese año por lo que los operativos de prevención en las zonas de costa se potenciaron y el control policial se intensificó.

Fue por esa razón que los efectivos arribaron al lugar y encontraron los sospechosos vehículos. Al descender del móvil, un grupo de pescadores que se encontraba en el río sostuvo que habían llegado en uno de los autos y desconocían a los otros ocupantes del vehículo. A su vez indicaron que primero llegó la motocicleta con dos hombres y que tras un llamado vieron que luego llegó al lugar un automóvil.

Con linterna en mano, uno de los agentes inspeccionó el Fiat Punto que había llegado luego al lugar y encontraron paquetes con trozos compactos envueltos en cinta de embalar que estaban en el suelo pegados al guardabarros. A su vez, el agente detectó que los asientos traseros se encontraban tirados hacia adelante y además había bolsas de arpilleras.

De manera espontánea, apareció en el lugar quien iba a convertirse en uno de los protagonistas de la historia. Se trataba de Héctor Daniel «El Rosarino» Guzmán (24), quien llegó y dijo que la motocicleta era suya por lo que intentó irse del lugar. Sin dar demasiadas precisiones generó sospechas en los efectivos, que lo redujeron y esposaron.

Mientras los peritajes se hacían en el lugar por agentes antinárcoticos de la Brigada Operativa Departamental de Drogas, un sonido de motor se escuchó a lo lejos. Era el otro protagonista de la historia, Juan Ramón «Bil» Benítez, quien huyó en una lancha junto a otros traficantes.

El procedimiento arrojó un total de 101 trozos de marihuana secuestrados en el Fiat Punto. A su vez, también fueron contemplados los papeles que tenía el vehículo como así también un teléfono celular, pieza clave en la investigación que se inició en ese entonces.

Los caminos al Iturraspe

Tras ser indagado en el Juzgado Federal de Reconquista, Guzmán se abstuvo de declarar. Por su parte, la fiscal federal subrogante de aquella ciudad, Viviana Bruno Campagna, le imputó el delito de transporte de estupefaciente.

La funcionaria a su vez inició una pesquisa judicial para determinar quién era el prófugo que huyó en la lancha en la cerrada y oscura noche del 5 de enero en el arroyo San Javier.

Fue así que tras constatar algunos papeles del auto se determinó que el vehículo se encontraba a nombre de Jorge Antonio Benítez, detenido desde el 2014 junto a otras personas por venta al menudeo de drogas en el norte provincial. En tanto, el celular secuestrado era del propio «Bil» Benítez –hermano de Jorge Antonio–. Claramente había estado allí y había sido quien se había fugado en la lancha.

La fiscal Bruno Campagna activó el pedido de captura nacional e internacional pero el paradero del propio Benítez fue una incógnita hasta mayo del 2016.

Es que Benítez viajó a la ciudad de Santa Fe el 10 de ese mes junto con su pareja para vacunar en el hospital Iturraspe a su pequeña hija que, por ese entonces, tenía cinco años. Al llegar a la capital provincial, una comisión de investigaciones lo esperó y logró su captura.

Al juicio exprés

Los dos imputados quedaron detenidos en establecimientos penitenciarios. Benítez fue alojado en la cárcel de Las Flores, mientras que Guzmán fue derivado al penal de la ciudad de Coronda.

El 16 de junio del 2016 ambos narcos fue procesados por el juez federal de Reconquista, Aldo Alurralde, como autores del delito de transporte de estupefacientes (artículo 5, inciso c de la ley 23.737).

A principios de marzo, el abogado defensor Luis Gabriel Tanino y el fiscal general Martín Suárez Faisal acordaron cerrar un juicio abreviado, el cual fue homologado por el juez camarista José María Escobar Cello.

El dictamen, emitido el viernes pasado, condenó a «Bil» Benítez a la pena de cinco años de prisión efectiva por transporte de estupefacientes y a su vez se le unificó una pena de tres años por una causa tramitada en la Justicia provincial por una tentativa de homicidio.

Por último, el magistrado federal también impuso una sentencia de dos años y seis meses de prisión a Guzmán, tras ser considerado un partícipe secundario en el hallazgo del cargamento de marihuana.

Fuente – Diario UNO Santa Fe

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