El resultado le permitió a la lista liderada por Niky Cantard ganar en 15 de los 19 departamentos y quedarse con cinco de las nueve bancas de diputados nacionales que se ponían en juego. El PJ ganó en tres departamentos. El Frente Progresista, solo en uno. Se rearma la política santafesina.

Lo que se veía venir desde las Paso, finalmente este domingo se concretó: la lista de diputados de Cambiemos obtuvo un rotundo triunfo en las elecciones legislativas de ayer en la provincia. Con el exrector de la UNL Niky Cantard a la cabeza, en una nómina acordada entre el presidente Mauricio Macri y el intendente y presidente de la UCR José Corral, el oficialismo nacional se quedó con cinco de las nueve bancas que se renovaban en esta oportunidad. Tres quedaron para para el Frente Justicialista y solo una para el Frente Progresista.

Cambiemos sumó en total 737.912 sufragios, lo que totalizó 37,78% de los votos. Eso le permitió pintar la vota provincial de amarillo: se impuso en 15 de los 19 departamentos, incluidos los dos más importantes, Rosario y Santa Fe.

Sin dudas eso es un espaldarazo para las aspiraciones hacia 2019 de Cambiemos en la provincia, aunque queda como sabor agridulce y por lo tanto, cierta incertidumbre para este sector no haber ganado la capital provincial en la categoría de concejales. Es decir, no hubo la tracción necesaria de parte de la lista de diputados nacionales para la disputa local, en la que el intendente José Corral, jugador clave en el armado nacional y provincial de Cambiemos por su rol de conductor nacional de la UCR, plebiscitaba su gestión.

En el Frente Justicialista, en tanto, también se dio lo que se anticipaba: sumó 505.033 votos, lo que significó 25,85%. ¿Cuál era el pronóstico previo? Que la boleta encabezada por Agustín Rossi, y que secundaba la ex jueza rosarina Alejandra Rodenas, posiblemente ya había encontrado su techo en la interna, cuando sumando a las tres listas que se presentaron a esa instancia se llegó más o menos 500.000 votos. Y así fue, ahí estuvo el límite. El PJ no sumó más allá del medio millón de sufragios. Sin dudas, el ex ministro de Defensa, un cuadro paladar negro del kirchnerismo, fue un ariete para que el justicialismo sume voluntades más allá de sus propias fronteras ideológicas, lejos del electorado independiente, donde había que ir a pescar votos.

El Frente Justicialista solo logró retener tres de los nueve departamentos en los que había resultado el más votado en las Paso: Vera, San Javier y Garay. En las que seis que perdió respecto a agosto, se impuso Cambiemos.

Una impotencia similar, aunque por otras razones, se observó en el Frente Progresista. El oficialismo provincial solo logró ganar en un departamento, y apenas por 22 votos. Fue en San Cristóbal, donde el representante máximo del FPCyS es el radical Felipe Michlig. Se repitió allí un escenario similar a las primarias, con un final cabeza a cabeza. Pero más allá de eso, el senador provincial finalmente logró que el Frente tenga al menos su distrito para mostrar como el «gol del honor» en una goleada.

El Frente Progresista quedó tercero en la sumatoria provincial, con 285.788 votos, un 14,63% del total. Este magro resultado, acompañado de una dura derrota en Rosario en la lista de concejales, solo aliviada por el triunfo en la capital provincial, obligó al gobernador de la provincia Miguel Lifschitz a manifestar ayer mismo, minutos antes de que concluya la elección, lo que se venía gestando desde las Paso: acuerdos con otros sectores, en los que podría estar parte del desahuciado peronismo provincial (que así y todo, sin dudas, mantiene poderío territorial), para darle una nueva configuración a la alianza de gobierno, máxime teniendo en cuenta la fuga de radicales que se ha producido en este tiempo hacia Cambiemos.

Lifschitz desde las Paso avizoraba el resultado de ayer y por tal razón desde la semana posterior a las primarias empezó a tener contactos con quienes podrían ser de acá en adelante sus futuros socios. Posiblemente esos acuerdos políticos se expresarán en lo que aparece hoy como la próxima estación de la política santafesina: la discusión por la reforma de la Constitución, que tendría como eje la posibilidad de habilitar la reelección del primer mandatario. El gobernador se siente confiado para iniciar este debate porque, pese a los resultados electorales, su imagen es positiva. Por encima del 50%, según propios y extraños.

Para esa discusión, además de acuerdos por afuera de la coalición gobernante, el mandatario provincial deberá buscar consensos con las propias huestes socialistas. Sabido es que no todos en el partido de la rosa ven con simpatía que Lifschitz se corte solo en la búsqueda de un segundo mandato. Sobre todo Antonio Bonfatti, quien quiere repetir en 2019.

Ayer comenzó a bosquejarse el escenario que será el campo de juego de 2018, un año sin elecciones programadas -por el momento- pero que sin dudas tendrá un alto voltaje político.

Fuente – Diario Uno Santa Fe

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