Hablar de un año perdido sería desconocer tanto el ingenio de los docentes como el esfuerzo de estudiantes y familias. Bajo el inédito contexto originado por las medidas de aislamiento y distanciamiento social para contener el coronavirus, y ante el angustiante deseo de retener la normalidad perdida, se desplegaron nuevas prácticas escolares. Testimonios de estrategias santafesinas que dieron vida a la educación en pandemia.
«La escuela va a tu encuentro» fue el programa radial que sintonizaron las radios del norte provincial desde el 18 de mayo hasta el 18 de diciembre del 2020, a través de RADIO AMANECER.
Un año ha pasado desde que cerraron los centros escolares debido a la pandemia. Aunque las actividades continúan recuperándose de forma progresiva, durante la mayor parte del 2020 el confinamiento para contener la transmisión de Covid-19 significó la suspensión simultánea de actividades educativas en todos los niveles y modalidades. Según la la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, a comienzos de este año todavía se encontraban fuera de la escuela más de 1.060 millones de estudiantes, de los cuales más de 160 millones correspondían a países de América Latina y el Caribe. En la Argentina, el cierre de los establecimientos se mantuvo a lo largo de 8 meses, según el mapa de educación en pandemia elaborado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento.
El inédito contexto presentó desafíos múltiples, ante los que se desplegaron estrategias de parte de los ministerios de Educación nacional y provinciales, buscando sostener las actividades escolares a distancia por medio de contenidos web, programación diaria en la televisión y radio pública y la distribución de cuadernillos impresos. Debido a que el acceso a recursos digitales y de conectividad no se encontraba igualmente distribuido entre los hogares del país, y también a que muchos niños, niñas y adolescentes necesitan de mayor acompañamiento en su desarrollo, asegurar la continuidad pedagógica no fue una tarea sencilla. De acuerdo a la Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica, el 95% de los hogares argentinos recibió propuestas de enseñanza que le permitieron continuar con el ciclo escolar durante este periodo; aunque menos de la mitad de los hogares afirmó contar con un acceso adecuado a Internet, un 27% se conecta por celular y un 3% no tiene internet de ningún tipo. En Santa Fe, según la secretaría de Tecnología, la capacidad de conexión estaba un 25% debajo de la media nacional y casi la mitad no cuenta con el servicio.
Sin embargo, hablar de un año educativo perdido significa desconocer los esfuerzos, las enseñanzas y los aprendizajes de la educación durante el aislamiento social. Pese a todas las carencias que vieron la luz durante este último año, el Covid-19 también sacó a relucir el trabajo de toda la comunidad educativa para salir adelante. Las escuelas estatales llevaron a cabo todo tipo de soluciones de emergencia para que el alumnado pudiese aprender sin estas tecnologías, mientras que desde los centros privados se ofrecieron respuestas de urgencia gracias a la implementación de programas de alfabetización digital.
La organización territorial que formaron páginas de facebook y vínculos por Whatsapp, el uso de aplicaciones telefónicas para generar interés en asignaturas artísticas, un programa de radio que se volvió el de mayor rating en toda la zona y la enseñanza de formalidades y modales de las nuevas clases por videollamadas, fueron algunas de las muchas experiencias santafesinas.
Clases en el aire
La emisora Amanecer de la localidad de Reconquista, junto a la réplica de otras radios de la zona, permitieron a los docentes y directivos de los establecimientos encontrarse con sus alumnos.
La imposibilidad del dictado de clases presenciales en los contextos rurales fue uno de los grandes desafíos para muchos establecimientos educativos santafesinos. Ante la llegada de la pandemia, las instituciones exploraron diversas formas de llegar hasta sus alumnos. El caso de docentes haciendo llegar a las tranqueras cuadernos con trabajos prácticos fue una de las imágenes más impactantes. Pero también tuvieron lugar otras fuentes de saber, como la radio. Los diales se reconvirtieron prestando sus horarios para aprovechar su alcance, al punto que con la presencia del público escolar, alcanzaron picos de audiencia que hace tiempo no tenían.
«La escuela va a tu encuentro» fue el programa radial que sintonizaron las radios del norte provincial desde el 18 de mayo hasta el 18 de diciembre del 2020. A partir de una iniciativa conjunta de la delegación regional II de Educación, con sede en Reconquista, y la radio local Amanecer, los alumnos de las localidades que no contaban con conexión a internet pudieron tener sus clases de forma ininterrumpida.
La producción estuvo a cargo de un gran grupo de docentes y locutores con orientación de las coordinadoras Pedagógicas de Educación Primaria y Secundaria, Olga Biasioli y Adriana Alvira y la conducción del delegado regional Roberto Lorenzini. Con el objetivo de ofrecer amparo a la comunidad en un momento de incertidumbre, el equipo diseñó una programación de dos emisiones diarias de 45 minutos, uno por la mañana destinada a los niños de nivel inicial y primario, y por la tarde para los del secundario.
«Como base, tomamos los cuadernillos ministeriales, de manera que a partir del material escrito los alumnos tengan una mediación con un docente. El objetivo fue vincular las cuestiones pedagógicas con prácticas vivenciales para que puedan seguir desde sus casas. Esto hizo que hasta los padres y madres se enganchen con el programa, incluso participaban mandando mensajes diciendo que les servía a ellos también para repasar cosas de matemática o ciencias naturales que no se acordaban», comentó Adriana Alvira sobre la experiencia.
La regional contempla, a lo largo, desde las localidades centro de Calchaquí y Colonia Teresa, hasta las del norte como Florencia y Los Amores en el límite con Chaco, y a lo ancho, desde la cuña boscosa como Fortín Olmos hasta la zona de humedales como Gauycurú que limita con Corrientes. En cuanto a lo pedagógico, abarca una multiplicidad de niveles y modalidades, con mucha presencia de primarias de adultos, escuelas de islas y educación intercultural con comunidades Qom y Mocoví. «Logramos que cada escuela participe por medio de sus docentes o directivos al menos una vez», agregó la coordinadora
Incluso en los momentos con brotes de contagios donde debieron confinarse de forma estricta, las clases adaptadas siguieron al aire desde la casa de cada docente. Además, organizaron talleres de lectura y de poesía que sirvieron para generar un ida y vuelta con los alumnos. «Fue hermoso escuchar la voz de ellos recitando un poema o un cuento. También para ellos escuchar a sus docentes. Todos los días nos llegaban mensajes de agradecimiento y mandando saludos», expresó Adriana Alvira, con emoción al repasar la experiencia.
Creatividad viralizada
«Un puente sobre la lejanía» fue el que logró construir Emmanuel Sutter, profesor de Artes Visuales en la localidad de Calchaquí. A partir de las posibilidades que halló en TikTok, utilizó la popular aplicación como recurso didáctico: «Somos docentes, y siempre tenemos un truco que sacamos de nuestra galera para lo que surja», dijo, resaltando el rol de los educadores en la pandemia.
Emmanuel es egresado de la escuela de artes visuales «Juan Mantovani» de la ciudad de Santa Fe. Vive y trabaja actualmente en tres escuelas primarias, una de ellas de contexto rural, y un instituto de formación docente de Calchaquí, y una escuela de nivel secundario (EFA) de la localidad de Espin. «A partir del aislamiento que obligó a transformar nuestras casas en aulas, empecé a investigar la llegada que tenía la aplicación en muchas familias a modo de entretenimiento. Las posibilidades de edición y efectos en un video de un minuto hizo que pueda transformar los contenidos de clases para generar un diálogo con los niños y, especialmente, los adolescentes», explicó el docente.
Conocido ahora en la comunidad como «el profe tiktoker», Sutter contó que las limitaciones de conectividad del contexto rural no impidieron la amplia difusión de sus videos. «Hubo una gran respuesta. Incluso ahora, los alumnos de este año me preguntan si las clases por TikTok van a seguir. Es uno de los tantos recursos que tenemos los docentes para despertar el artista interior de cada chico», narró, al tiempo que aseguró que «este tipo de estrategias son herramientas que llegaron para quedarse».
El valor de la palabra
Día 48 del aislamiento por el coronavirus, con entrega de cuadernillos educativos y kit alimentos en la escuela República Argentina. Foto: Flavio Raina
Distinta fue la situación en las escuelas públicas de las grandes urbes, que debieron coordinar la contención pedagógica de quienes no contaron con conexión a internet y el sostenimiento integral por medio de la entrega de kits alimentarios. Este contexto fue el punto de partida de muchos establecimientos, que encontraron en los días de entrega un momento oportuno para poder, con los resguardos necesarios, contactar con los padres y madres de los alumnos.
La 262 República Argentina fue una de las instituciones de la ciudad de Santa Fe que combinó la entrega de alimentos con la entrega de material didáctico. Su directora, Viviana Albornoz, comentó que si bien «el esfuerzo fue grande e intenso», ya que muchos de los hogares no contaban con los recursos necesarios para desarrollar las actividades, los resultados fueron «más positivos de lo que imaginábamos en un primer momento».
«Desde el principio nos mandaron los ejercicios, ya sea subiéndolos a google, por fotos de whatsapp y hasta hay mamás que trajeron las tareas en carpetas y folios. Con los profesores, coordinamos reuniones virtuales para organizarnos y discutir qué hacíamos con lo que nos mandaban. Hicimos todo el seguimiento y llevamos todo en las planillas, pero entendemos que los rendimientos son distintos según las realidades que conviven en la escuela», describió la directora de la escuela.
Ubicada en Rivadavia al 7000, la República Argentina había inaugurado su edificio propio a fines del 2019, por lo que no pudieron estrenarlo en su totalidad, aunque las instalaciones sí les sirvieron para asegurar las medidas sanitarias en los encuentros pedagógicos de principio de este año. «Si bien, durante el año pasado, algunos alumnos no pudieron entregar sus trabajos, pudimos sostener el vínculo por medio de los padres que se acercaban a la escuela a buscar la copa de leche. Incluso, hoy, cuando vamos recuperando la presencialidad, tenemos más inscriptos que el año pasado», aseguró Viviana Albornoz.
Formalidad en la virtualidad
Los establecimientos que sí contaron con equipos y conexión de su comunidad educativa, tampoco estuvieron exentos de las tensiones propias de la «nueva normalidad», ya que, hasta la llegada del aislamiento, fueron pocas las que habían explorado en profundidad las posibilidades del formato virtual. En principio, las clases sincrónicas se diagramaron en torno a un constante prueba y error. Para ello, los docentes debieron educar también sobre los modos de convivencia dentro de los nuevos entornos áulicos mediados, en su mayoría, por Google Meet o Zoom.
«Aprendiendo nuevas formas de comunicarnos: normas para participar en una videollamada», fue el nombre de un proyecto desarrollado en el Centro Educativo Jerárquicos de la ciudad capital. La propuesta pedagógica fue elaborada por la docente de Lengua y Ciencias Sociales de 5to grado, María de los Milagros Pinto, y recibió el apoyo de la vicedirectora del nivel primario Graciela Ferreira. «Los alumnos fueron los más afectados por el aislamiento, por lo que pensamos que la mejor forma de mantener el vínculo pedagógico y afectivo era a través de las videollamadas. Pero para ello, primero tuvimos que trabajar en los procedimientos básicos necesarios para esta modalidad», explicó la docente María de los Milagros Pinto.
En búsqueda de la construcción de esta «nueva normalidad áulica», la profesora comentó que trabajaron puntualmente sobre el concepto de comunicación y las normas de cortesía, profundizando en las similitudes y diferencias entre el formato presencial y virtual. Luego, en conjunto con los alumnos, establecieron las pautas para las clases: ambiente iluminado y silencioso, cámara encendida, micrófonos apagados, pedir turno para participar, pedir permiso para ir al baño.
«Fue una experiencia muy enriquecedora, que nos permitió intercambio de conocimientos, ponerse en el lugar del otro, para conocer una modalidad que llegó para quedarse y será una herramienta más en los futuros aprendizajes y trabajos», describió la seño Pinto.
Fuente – www.ellitoral.com