El Papa Francisco exhortó a todos los estados a asegurar “la distribución equitativa de las vacunas, no según criterios puramente económicos, sino teniendo en cuenta las necesidades de todos, en particular las de las poblaciones menos favorecidas”.
Al dirigir su discurso ante los embajadores acreditados ante la Santa Sede este 8 de febrero, el Santo Padre subrayó que “es esencial que los importantes progresos médicos y científicos realizados a lo largo de los años, que han permitido sintetizar en un brevísimo espacio de tiempo vacunas que se perfilan eficaces contra el coronavirus, beneficien a toda la humanidad”.
En esta línea, el Papa exhortó “a todos los estados a que contribuyan activamente a las iniciativas internacionales destinadas a asegurar la distribución equitativa de las vacunas, no según criterios puramente económicos, sino teniendo en cuenta las necesidades de todos, en particular las de las poblaciones menos favorecidas”.
Además, el Santo Padre reconoció que “en cualquier caso, ante un enemigo tan insidioso e imprevisible como el COVID-19, la accesibilidad de las vacunas debe ir siempre acompañada de comportamientos personales responsables destinados a evitar la propagación de la enfermedad, mediante las medidas preventivas necesarias a las que nos hemos acostumbrado en estos meses”.
“Sería fatal depositar nuestra confianza solo en la vacuna, como si fuera una panacea que nos eximiera del constante compromiso personal por la propia salud y la de los demás”, advirtió el Papa.
Finalmente, el Pontífice destacó al Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede que “el 2021 es un tiempo que debemos aprovechar. Y no será desaprovechado en la medida en que sepamos colaborar con generosidad y esfuerzo”.
“En este sentido considero que la fraternidad es el verdadero remedio a la pandemia y a muchos males que nos han golpeado. Fraternidad y esperanza son como medicinas que hoy el mundo necesita, junto con las vacunas”, concluyó el Papa.