El médico Daniel Stechina habló sobre el impacto sanitario de la proliferación de aves en áreas urbanas, destacando los riesgos de salud que representan.
Según explicó, especies como las palomas y los loros pueden transmitir hasta seis tipos de enfermedades, causadas tanto por hongos como por bacterias, que afectan principalmente al sistema respiratorio. Aunque estas enfermedades no son muy frecuentes, pueden presentarse cuando se inhala el polvo contaminado con estos agentes. «Uno barre la vereda y levanta el hongo o la bacteria; yo paso, respiro ese polvillo, ese aire, y puedo infectarme», explicó Stechina.
El especialista subrayó que estas enfermedades no solo son difíciles de diagnosticar, sino también de tratar, y que suelen volverse crónicas. Además, señaló que calcular la cantidad exacta de aves que habitan en la ciudad y de personas afectadas es una tarea compleja. «La sanidad es un tema clave, y creo que es importante mantener la limpieza de la ciudad para reducir estos riesgos», agregó.
Stechina mencionó que el excremento de diversas aves —como palomas, tordos y loros— no solo ensucia las veredas, autos y cables, sino que también contribuye a la propagación de enfermedades. Ante esta problemática, el médico sostuvo que es fundamental tomar medidas para controlar la población de estas aves en las zonas urbanas.
Respecto a los métodos de control, Stechina señaló que no existe un sistema infalible, pero sugirió implementar varios en simultáneo para maximizar su efectividad. Entre las alternativas que se emplean en distintas partes del mundo, mencionó el uso de halcones vivos, la instalación de púas en áreas donde suelen posarse las aves, la colocación de cuervos de plástico y dispositivos que imiten ojos de aves depredadoras, y sonidos diseñados para ahuyentar a las aves. “Estos métodos deben utilizarse de manera conjunta e ir variándolos de lugar, ya que las aves aprenden y dejan de asustarse si los encuentran siempre en el mismo sitio”, explicó.
La combinación de estas estrategias y la adaptación de las técnicas según la respuesta de las aves podrían ayudar a reducir la presencia de estas especies en la ciudad y minimizar los riesgos sanitarios para la población.