Hoy sábado en horas cercanas al mediodía, monseñor Dante Braida  celebrará  la Misa en Acción de Gracias por los 80 años de su mamá  Adelma Lorenzón viuda de Braida.

Nevil Braida (fallecido)  y Adelma conformaron un matrimonio  del que nacieron seis hijos. Una pareja como tantas que lucharon diariamente para tener un plato de comida y posibilitar que sus hijos se desarrollen como personas.

Pero me quiero detener  en otro aspecto. Yo integraba en esa época (década 70/80) equipos de la Diócesis de Reconquista. Allí veía trabajar a este matrimonio en la organización y coordinación de grupos que en los meses de verano y  Semana Santa salían a compartir la FE con familias ubicadas en los lugares más lejanos de nuestro extenso norte santafesino. Se los llamaba equipos de misioneros laicos. Centenares de jóvenes y adultos se preparaban durante el año para estas misiones. Allí estaban  Nevil y Adelma junto a otros,  ocupándose desde el anonimato evangélico,   del mantenimiento de catres, ollas, platos, ponchos que eran parte del equipamiento  de cada grupo. Además tenían la responsabilidad de  encargarse durante todo el año de la formación cristiana y la organización de cada grupo.

Creo que  la insistencia del Papa al hablar de una Iglesia que sale al encuentro de la gente excluída en todos los aspectos, no suena como novedad en muchos cristianos de nuestra diócesis. Nevil y Adelma hicieron Iglesia de esta manera.

Dante, hoy obispo de Mendoza, tiene en sus padres una rica hoja de ruta  para su misión de pastor y los demás hijos cuentan con el testimonio de un padre y una madre que “gastaron sus vidas” por los demás.-

Por Carlos Salame

 

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