Radio Amanecer llegó hasta la Antártida para conocer más sobre las tareas que realizan Argentinos en dicho continente.
En comunicación telefónica, el Jefe de la Base Antártica Marambio, Federico Vasallo informó, con 9º bajo cero y una sensación térmica de -18º grados, que están ingresando a un pre-verano agradable. En este sentido, aclaró que el invierno fue muy duro, con temperaturas de – 60º y tormentas que duraban más de 4 días.
En este periodo del año, son 69 las personas que trabajan en la Antártida y van rotando cada 12 meses. En los meses de verano, suelen recibir más científicos abocados a estudiar los cambios climáticos y la fauna, flora.
La actividad principal que se desarrolla en el continente antártico es científica. Desde hace 59 años Argentina forma parte del tratado que regula las actividades científicas, de paz y ambientales. La mayoría de las personas que habitan este blanco suelo son militares y científicos.
El continente se extiende en torno al Polo Sur y está circunscripto por el Círculo Polar Antártico. Está conformado por una capa de hielo que oculta su perímetro, su relieve y sus verdaderas dimensiones, por lo que no se conoce con exactitud su área, pero se la estima en 14 millones de kilómetros cuadrados.
Está totalmente rodeado por los océanos Atlántico, Pacífico e Índico, y los mares de Ross y Weddell.
Desde la firma del Tratado Antártico todas las áreas ubicadas al sur del paralelo de 60º sur, y hasta el Polo Sur, 90º, han quedado internacionalizados y reservado al desarrollo de actividades científicas y técnicas.
Por Ley Nº 15.802, del año 1961, la República Argentina, ratificó el Tratado Antártico firmado en Washington el 1 de diciembre de 1959. En este documento internacional, los Estados firmantes asumieron que es de “interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”.
El Artículo IV del Tratado contiene una salvaguarda de las reivindicaciones de soberanía respecto de la Antártida así como de sus fundamentos. La Argentina es Parte Consultiva del Tratado Antártico desde su entrada en vigor en 1961.
Dentro del Sector Antártico Argentino, nuestro país administra trece bases o estaciones, de las cuales seis son permanentes (operativas todo el año) y el resto, temporarias (operativas sólo en verano).
El éxito de las operaciones antárticas del Programa Antártico Argentino depende en gran medida de su logística. Una de los aspectos salientes de esta logística está dado por los medios de transporte, los cuales deben llevar adelante tareas en un medio hostil, sujetos a múltiples restricciones, y que requieren de personal muy bien formado para conducirlos.
Para el desarrollo de sus actividades antárticas, la Argentina cuenta actualmente con una flota marítima encabezada por el Buque Rompehielos ARA Almirante Irízar, recientemente recuperado tras una década de inactividad, y una serie de buques de apoyo, adquiridos en los últimos años (como el ARA Islas Malvinas, ARA Puerto Argentino y ARA Estrecho San Carlos). La flota suele completarse con un buque de transporte (ARA Canal de Beagle/ARA Bahía Agradable), y se la despliega en aguas antárticas entre Diciembre y Marzo de cada año.
La flota aérea está compuesta por aviones Hércules C-130, un avión Twin Otter DHC 6 apostado en forma permanente en Base Marambio (Biturbohélice de ala alta, tren de aterrizaje dual -terrestre y nieve- y capacidad para 6 pasajeros), Helicópteros Bell 412, operativos en verano desde Base Marambio, y dos helicópteros Super Puma a bordo del Rompehielos Irízar.
Los Hércules C-130 son fundamentales para el cruce entre el territorio argentino sudamericano (Río Gallegos o Ushuaia) y la Antártida (Base Marambio y, en forma complementaria, Base chilena Frei); los hércules Bell 412 son utilizados mayormente para el despliegue de campamentos científicos y abastecimiento de la base Marambio; y algo similar ocurre con el Twin Otter DHC 6, con alcance máximo cercano a los 800 km. Los helicópteros Super Puma del Rompehielos se encargan del transporte de carga y personal hacia las distintas bases abastecidas desde el buque.
Las embarcaciones menores (botes zodiacs) operan desde las bases antárticas, sujetas a las condiciones meteorológicas, marítimas y glaciológicas imperantes en su radio de acción, y son importantes como respaldo a la actividad científica marina. En las bases antárticas también operan diferentes tipos de vehículos terrestres (camionetas 4×4, cuatriciclos, autobombas) como así también vehículos capaces de trasladarse sobre nieve o hielo (motos de nieve, vehículos oruga), para realizar actividades de transporte en el radio de la base, y también como apoyo a la actividad científica en sectores particulares.
Las Bases son: Base Orcadas, Base Marambio, Base Esperanza, Base San Martín y Base Belgrano II (permanentes); y las bases temporarias Melchior, Decepción, Cámara, Primavera, Petrel y Matienzo.
Los Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios (LAMs) consisten de infraestructura y personal de soporte en la Antártida para la toma y remisión de datos de los proyectos científicos aprobados por el Instituto Antártico Argentino (IAA), muchos de los cuales se llevan a cabo en cooperación con otros organismos y universidades nacionales, como así también con Programas Antárticos de otras Partes Consultivas del Tratado Antártico. El personal a cargo de los LAMs (Ingenieros y Técnicos en Informática o Electrónica) también participa de la administración de las redes informáticas y de sus vínculos satelitales de datos.
Los LAMs encuentran ubicados en las seis bases permanentes que la Argentina administra en el continente blanco, y se los identifica del siguiente modo:
- LACAR (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base Carlini)
- LABEL (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base Belgrano 2)
- LAMBI (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base Marambio)
- LASAN (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base San Martín)
- LABES (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base Esperanza)
- LABORC (Laboratorio Antártico Multidisciplinario en base Orcadas)
Si bien la cantidad y tipo de proyectos o disciplinas que son respaldados por cada Laboratorio varía, en términos generales, todos los LAMs registran en forma constante datos sismológicos y geodésicos, que permiten modelar la estructura de la corteza terrestre, contribuir a redes de monitoreo sísmico internacional, detectar fenómenos de cambios en la superficie terrestre y obtener cartografía de alta precisión, entre otras cosas.
En los LAMs también se obtienen datos geomagnéticos y de la Alta Atmósfera, que permiten, por ejemplo, incrementar los conocimientos de la transferencia de energía desde el espacio a la atmósfera terrestre, detectar perturbaciones y predecir fenómenos solares (capaces de generar problemas en comunicaciones y en los sistemas de posicionamiento global –GPS-) y obtener información sobre el adelgazamiento de la capa de ozono.
Asimismo, los LAMs ubicados en las bases Carlini y Orcadas brindan soporte además a la toma de datos y muestras para proyectos relacionados a las Ciencias de la Vida y del Mar, por lo cual el personal invernante de los LAMs es complementado por personal afín a las ciencias biológicas y marinas.
Con el fin de asegurar la continuidad operativa de los LAMs, la DNA-IAA abre anualmente una convocatoria para reclutar personal idóneo, quienes luego de aprobar rigurosos exámenes técnicos y psicofísicos, son contratados por un lapso de 16 meses, el cual incluye una permanencia en la Antártida de aproximadamente 13 meses en los LAMs.
Para conocer más sobre el tratado:
https://www.argentina.gob.ar/armada/antartida/tratado-antartico