En un hecho pocas veces visto, un productor tuvo que cruzar una tropa de más de 100 vacunos por el cauce principal del Paraná, frente a la costanera reconquistense.
Mario Giménez respiró aliviado el pasado viernes, luego de llegar a la orilla. Llevaba un día y medio arreando hacienda por las islas cuando asumió con su gente un desafío nunca antes intentado: cruzar el Paraná frente al puerto para poder sacar a la venta a sus animales.
“Venimos arreado hasta acá enfrente, salimos ayer a la mañana, llevamos un día y medio”, le dijo a nuestros colegas del ciclo televisivo “Amigos del Campo” . “La necesidad nos apuró, no queda otra”, agregó, en referencia a la necesidad de vender ese lote de 114 vaquillas que se graduaron de maratonistas de aguas abiertas. “La isla está seca, pero al río, en más de 40 años, nunca lo he visto así, no se puede navegar”, sostiene el baqueano.
Respecto del impacto de la travesía en los animales, reconoció que habrá que asumir alguna pérdida de kilos seguro. “El agua intimida. Son animales que están acostumbrados al agua pero no a nadar una distancia tan larga. Hubo un poco de miedo, pero no hay otra. Hubo que jugársela, te puede ir bien o muy mal. Si se ahoga una se pueden ahogar todas”, reconoció Giménez.
El único camino
Para Juan Luis Capozzolo, presidente de la Sociedad Rural de Reconquista, se trató de una patriada que merece ser reconocida, al punto que él den algún momento pensó en intentarlo, pero luego de apreciar la magnitud del riesgo, prefirió no hacerlo.
“El río está en 1 metro 14, y ya con menos de 1.60 los barcos no pueden pasar”, explica. Y agrega que en esa zona se hace poca ganadería de isla que tenga que salir con barco, “tal vez el 5 %, el resto sale a arreo por otros lugares: más arriba o más abajo”. Pero afirma que este productor tenía que vender y tuvo que cruzar a la altura del puerto.
“Llegó a la isla frente al puerto y se largó. Y fueron casi 5 kilómetros nadando, que pudieron hacer en dos tramos. 600 metros el primer cruce, y el resto arrastrado por la corriente. Por suerte las vaquillas llegaron bien, tranquilas y en buenas condiciones. Ir a favor de la corriente se les hizo más fácil”.
En cuanto al impacto de la seca, Capozzolo agradece poder seguir trabajando, pero “hay una seca importante, que la parte ganadera la puede aguantar más que la agricultura”.
Si bien se lamentó por la baja de los precios de la hacienda, destacó que “uno no se puede quejar en el actual contexto que viven las otras actividades”.
Finalmente, aprovechó para reclamar por un problema histórico del campo: la problemática de los caminos rurales. “No podemos encontrar una solución. Nosotros pagamos las tasas pero ese dinero no se destina para lo que corresponde, que son los caminos”.
Y destacó que con la vuelta de China al mercado de las carnes, más que novillos pesados se empezó a vender la vaca, lo que “en una zona con bajos porcentajes de preñez sirvió para oxigenar un poco el negocio”. Consultado sobre modificaciones en los planteos productivos por la pandemia, respondió que son planteos a largo plazo. “No se puede modificar la estructura de un negocio de tan largo aliento. La vaca sigue mejor que el novillo, se mantiene con precio firme, y China vuelve a comprar. Pero la Cuota Hilton no se podrá cumplir una vez más”, expresó.
Fuente – www.ellitoral.com