Desde esa organización alertan sobre los impactos en la salud infantil de las aplicaciones de agroquímicos. En una provincia como Santa Fe, el manejo de los agroquímicos representa un eje fundamental de cualquier política de ambiente.
La discusión sobre los efectos socioambientales del modelo agroindustrial argentino es recurrente y está lejos de estar saldada. Si bien existen y se han difundido muchos trabajos científicos sobre la forma en la cual los agroquímicos impactan en la salud humana, no hay demasiadas investigaciones específicas sobre las consecuencias que estos productos pueden tener sobre la población infantil.
En este contexto, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) acaba de publicar una extensa recopilación de artículos bajo el título “Efectos de los agrotóxicos en la salud infantil”, que busca tanto actualizar el debate como brindar herramientas de acción a los trabajadores de la salud que tengan relación con esta problemática.
Efectos negativos sobre el neurodesarrollo, presencia de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson, diferentes tipos de cáncer, genotoxicidad, inmunotoxicidad y susceptibilidad genética son las principales patologías citadas en el trabajo en relación a la salud infantil y la exposición a agroquímicos.
“Se trata de un problema de salud pública que en la Argentina adquiere una dimensión muy grande, y que no está siendo resuelto a nuestro modo de ver, de una manera adecuada”, dice el informe, que explica que al tener Argentina “una de las actividades agrícolas más extensas del mundo, el uso de agrotóxicos es también generalizado y su tendencia aumenta sostenidamente con el tiempo”.
A través de este trabajo, desde la SAP apuntan a concientizar a los trabajadores de la salud infantil “sobre la problemática de los agroquímicos y el efecto de los plaguicidas en la salud infantil”, con la idea de promover medidas de resguardo a la exposición a estos productos “para garantizar el derecho a la salud y a un ambiente sano a todos los niños que residen en el territorio nacional”.
Una población vulnerable
La investigación de la SAP destaca que los niños presentan una vulnerabilidad particular a las exposiciones ambientales a los plaguicidas, por varias razones: una mayor exposición y tasa de absorción por todas las vías y la presencia de succión no nutritiva y por vía de lactancia materna.
“Esto, sumado a lo restringido de su dieta, hace que en los primeros cinco años acumularán el 50% de la exposición a plaguicidas que recibirán en toda su vida”, señala el estudio.
Los científicos que elaboraron el informe detallaron que los efectos de los agroquímicos sobre la salud infantil pueden describirse en términos de consecuencias de exposiciones tanto agudas como crónicas.
A su vez, estas exposiciones pueden a su vez ocurrir en distintas épocas de la vida: antes del nacimiento, en la lactancia materna y durante la escolaridad, durante la cual “es frecuente la ingesta de sustancias por pica o por contacto cutáneo, con lo cual el niño puede ingerir los residuos de plaguicidas presentes en alimentos y agua de bebida”.
Otro ámbito en el que ocurren exposiciones agudas es en la exposición ocupacional que sufren los niños, más que nada en zonas rurales. En muchas ocasiones, los chicos deben acompañar a sus padres en las tareas de almacenamiento, transporte o aplicación de los productos, y también quedan expuestos a la reutilización de los envases vacíos de plaguicidas, “una situación que en algunos casos puede entrañar serio riesgo de toxicidad”.
Efectos sobre la salud infantil
El abanico de problemas de salud generados o potenciados por la exposición a estos químicos es amplio. Según los expertos de la Sociedad Argentina de Pediatría, existen diferentes estudios en niños que han demostrado que la exposición prenatal a pesticidas a bajas dosis tiene efectos negativos sobre el neurodesarrollo.
“Trastornos como déficits de atención, hiperactividad, trastornos de aprendizaje, autismo y trastornos de conducta, han sido asociados a exposición a plaguicidas”. Consecuencias que inciden “de forma directa” sobre la calidad de vida de los pacientes, así como en los costos de salud. Por otra parte, el trabajo subraya que existe evidencia proveniente de estudios epidemiológicos que sugiere que “la exposición a plaguicidas está relacionada con la presencia de enfermedades neurodegenerativas tales como la enfermedad de alzheimer y la enfermedad de parkinson”.
Además, siempre según evidencia disponible de diferentes estudios, se encontró una asociación entre exposición a pesticidas y tumores sólidos de la infancia. “Una elevada tasa de cáncer renal fue asociada con exposición paterna a pesticidas en la actividad agrícola”, destaca el trabajo, que agrega que otra revisión “relevó asociación con cánceres hematológicos como linfoma, Hodgkin’s y leucemia”. Genotoxicidad, inmunotoxicidad y susceptibilidad genética, son otros de los aspectos que deben considerarse en la evidencia disponible.
“De acuerdo con este análisis, se encontró una asociación positiva entre la exposición a plaguicidas u aberraciones cromosómicas” se argumenta también en la investigación.
Falencias institucionales
Para los profesionales de la SAP, estas graves afectaciones sobre la salud de los niños, con foco en aquellos que viven en zonas rurales o en periurbanos de localidades rurales, se explican en buena parte por “una serie de deficiencias que impiden el control del uso de los agrotóxicos y así la protección de la salud de la población”.
Estas deficiencias incluyen falta de leyes actualizadas, incumplimiento de las normativas existentes, ausencia de personal de salud capacitado en el tema, falta de concientización de la población, falta de educación comunitaria, ausencia de registros médicos adecuados y ausencia de estadísticas que permitan medir la magnitud del problema. Falencias que arman un rompecabezas donde el Estado es incapaz de controlar lo que ocurre.
La falta de información sistematizada y confiable es, como en muchas otras problemáticas socioambientales, una falencia grave a la hora de intentar poner en marcha políticas públicas efectivas: “En nuestro país hay escasa información epidemiológica local sobre la salud de pueblos sometidos a fumigación sistemática producida por instituciones sanitarias”, destacaron los médicos.
Fuente – Aire de Santa Fe
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