Lo reveló un informe del Municipio de Villa Ocampo. El fuego continúa arrasando la flora y fauna del sitio con mayor biodiversidad de la provincia de Santa Fe.

Un reciente estudio satelital da cuenta del impactante incremento de focos de calor en el sitio Ramsar Jaaukanigás desde principios del 2020. El informe realizado por el Municipio de Villa Ocampo alerta que en los primeros ocho días de agosto se detectaron 2.259 focos de calor. En todo el mes de julio hubo 2.032.

La investigación presenta un mapeo de las «anomalías térmicas» registradas en el sitio durante el período de sequía que atraviesa la región y que «tiene graves efectos en la biodiversidad, el ecosistema, la salud de los pobladores y la economía de la región» del norte provincial.

Las autoridades de Villa Ocampo ya habían advertido que las quemas en el humedal se incrementaron en las últimas semanas. «No estábamos errados en lo que decíamos. Realmente gran parte del humedal se ha prendido fuego y los incendios se siguen dando hasta hoy», dijo a Aire Digital Román Murzyla, director de Turismo del Municipio. En los mapeos satelitales se observa que los focos han cubierto gran parte del sitio Ramsar Jaaukanigás desde el 1 de enero hasta el 8 de agosto, con una curva ascendente que va desde 66 focos de calor en el primer mes del año hasta 2.259 en solo ocho días de agosto.

«Efectivamente los focos están aumentando», aseguró Adriana Millán, licenciada en Química y becaria del Conicet del Centro de Investigaciones y Transferencia de la Universidad Nacional de Rafaela. La profesional que realiza estudios sobre fuego desde hace más de diez años, fue quien diseñó el soporte gráfico para el estudio del Municipio de Villa Ocampo.

Pero el informe no hace referencia a las áreas quemadas por los incendios. «Los focos de calor se obtienen por el sensor de un satélite (llamado VIIR NOAA-20) y que solo capta una anomalía en la temperatura», señaló Millán. «Uno asume que lo que capta puede estar asociado al fuego, pero también hay superficies que pueden emitir radiación en esa misma longitud de onda y uno puede confundirse», explicó la becaria, entendiendo que los focos de calor no siempre son indicadores de quemas de vegetación.

Para determinar efectivamente la incidencia de los incendios en el sitio Ramsar Jaaukanigás sería necesario otro tipo de estudio. «Se puede decir que un foco de calor es un incendio después de aplicar un algoritmo que permita hacer una comparación de los datos satelitales en la zona de estudio y en una zona de control, y así confirmar o no que la información obtenida por el satélite corresponde a un incendio», aclaró.

A pesar de esto, los datos arrojados por el satélite son alarmantes. En junio se detectaron 644 anomalías térmicas; en julio esa cantidad se triplicó mientras que en solo la primera semana de agosto ya hubo 2.259 focos de calor. «En el centro-norte de la Argentina la temporada de fuego empieza en julio y empieza a bajar en septiembre. Es el invierno el momento con menos precipitaciones y en el que la condición de sequedad del combustible es mayor, por lo que hay más probabilidades de que haya fuego», explicó Millán..

Cuando el fuego y la pandemia se cruzan

Mientras tanto, la cantidad de bomberos y del plan nacional de Manejo del Fuego que combaten los incendios en el norte de la provincia de Santa Fe se redujo notablemente en los últimos días debido a un caso positivo de coronavirus en el cuerpo de bomberos.

«El operativo está con una guardia mínima», aseguró el secretario de Protección Civil de la provincia, Roberto Rioja, a la vez que aclaró que se realiza al personal «los hisopados que sean necesarios». La continuidad del operativo para el combate del fuego en el sitio Ramsar Jaaukanigás está sujeto entonces a la situación epidemiológica del norte santafesino y del personal que acude a la emergencia por el avance del fuego.

Fuente – Aire de Santa Fe

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