La realidad nos muestra como esta actividad, que pretende lograr una conducta saludable en las personas, también genera situaciones como la ocupación privativa del espacio público de uso común. El concejal Eduardo Paoletti propuso regular esta práctica, que consiste en el uso de los parques o plazas de la ciudad para dictar clases de gimnasia a una persona o a grupos, cobrando a los alumnos una cuota por ello, práctica que se fue incrementando con el paso del tiempo.
Este crecimiento provocó que los vecinos advirtieran que las plazas se llenan del equipamiento que instalan los preparadores físicos que dan clases al aire libre tanto en forma personalizada como a grupos. No obstante, el “boom” de la actividad no trajo aparejada una regulación que otorgue seguridad a quienes la contratan o a los mismos instructores (sino que creció de manera informal). Por ello, Paoletti propuso comenzar a registrar a los profesionales de la educación física que utilicen las plazas, parques y cualquier espacio público para desarrollar su actividad de forma lucrativa. Si bien, el concejal considera que este tipo de prácticas le da vida a las plazas y parques y que por el momento la convivencia entre los diferentes actores es pacifica, no se puede dejar de reconocer que resulta necesario otorgar un marco jurídico acorde.
Por esto, a partir de la vigencia de la ordenanza, para inscribirse los entrenadores deberán acreditar un título habilitante y tener conocimientos de primeros auxilios y reanimación cardiorrespiratoria. Asimismo, deberán contar con un servicio de emergencias médicas contratado, y solicitar un certificado de aptitud física a sus alumnos.
Por otra parte, el Municipio deberá fijar un espacio determinado para realizar las actividades, que permita a su vez la realización de otras y el uso de los espacios para recreación de los ciudadanos. Cabe destacar que al entrenador que ejerza la actividad sin el debido permiso podrá recibir una sanción que va desde los 2 mil a los 20 mil pesos.
