Cuando los voluntarios de algunas ONG internacionales o empleados estatales abandonan los lugares más peligrosos del mundo, las comunidades católicas se mantienen; asistiendo a las personas.
Más de 6.000 sacerdotes y religiosas católicos se han quedado en Ucrania para dar refugio, comida, curar heridos y sostener espiritualmente.
Esto se logra con apoyo de la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada que destino un millón de euros a Ucrania para garantizar la sostenibilidad de la red. Gracias a ellos se puede prestar especial atención a residencias de ancianos, huérfanos de guerra y comedores sociales.
En segundo lugar, Caritas Internationalis ha puesto su red internacional al servicio de Ucrania. En realidad llevan ya trabajando en el país eslavo desde hace siete años, cuando comenzó el conflicto independentista en las regiones del Este del país. Según esta organización, además de los 14.000 fallecidos, hay más de un millón y medio de personas que han debido abandonar su hogar debido a la violencia en la zona.
Otro papel importante es el que está jugando la Universidad Católica Ucraniana. Los estudiantes de este centro, cerca de la frontera con Polonia, han puesto en marcha la acogida de los desplazados desde las zonas de combate. Según uno de los portavoces cuentan con más de 3.000 voluntarios que trabajan para alojar a los refugiados en 80 localidades diferentes.
El Papa Franciscos con los ucranianos
Lo que no cabe la duda es que la fe mueve a las personas a hacer cosas extraordinarias y la Iglesia está presenta allí donde hay personas que la necesitan.