Al menos 300 hectáreas serían las destruidas por sus dueños para dedicarlas a granos o ganadería. La confirmación que no habrá zafra precipitó la toma de decisiones. Más de un siglo de cultura cañera está pasando a la historia.
El norte santafesino asiste al indeseado pero inevitable final del cultivo de caña en la provincia. Fueron décadas de inestabilidad que se agravaron sustancialmente en los últimos años, tras el desguace del Ingenio Arno y dos zafras fallidas en la planta de Las Toscas. Así se configuró el prólogo de las escenas que ocurren ahora: productores tumbando lotes para ejecutar el traspaso definitivo hacia otra actividad que brinde mejores perspectivas económicas. Más de un siglo de cultura cañera está pasando a la historia.
“Se destruyeron lotes en la zona de El Yaguareté, El Rabón, Florencia, Las Toscas… yo creo que, fácil, 300 hectáreas se tumbaron en los últimos 10 días”, confirmó el presidente de la Asociación Mesa Azucarera y de Desarrollo Regional (ACMAS) Claudio Cremona. La actividad se realiza con rolos y discos y los potreros se destinarían mayoritariamente a la producción de grano y, en menor medida, pasturas para ganadería.
La reacción de los cañeros da cuenta de una situación terminal: sin el ingenio para su procesamiento no tiene sentido mantener el cultivo. Y si bien la cuenca tiene una profusa historia de idas y vueltas de las fábricas, con incontables quiebras y “paga Dios” a los productores, esta vez las variables no dan lugar a nuevas oportunidades. Es el segundo año consecutivo sin zafra (en 2018 hubo una totalmente simbólica, de 17 días, en noviembre); el tenedor precario en el marco de la quiebra que atraviesa la planta “no tiene voluntad industrial”, según reconocieron las autoridades provinciales; y la superficie sembrada, que ya era insignificante para una actividad fabril sustentable, ahora se reduce a una mínima expresión (antes que comiencen las destrucciones de lotes había entre 800 y 1.000 hectáreas). Aunque ya está en marcha un proyecto legislativo para expropiar las instalaciones, difícilmente vuelva a ser económicamente viable.
En el ingenio “no hay nada”, aunque en el interior de la planta “se ve movimiento”, dijo Cremona. “Es obvio, ya no hay más tiempo, la caña no está en condiciones y llegaron las lluvias”, agregó. Los pocos cañeros que aún quedan habían esperado hasta último momento la posibilidad de una cosecha.
En los últimos meses hubo intensos reclamos de los obreros del ingenio para que haya molienda; reuniones entre empresarios y autoridades locales y provinciales, que incluyeron la promesa de reactivar la planta para elaborar balanceado a base de melaza; y hasta la extemporánea decisión del gobierno de otorgar préstamos para la siembra.
“De lo de Del Frade no se escuchó más nada, así que todo quedó como esa vuelta”, dijo el dirigente y productor respecto de la iniciativa legislativa que redactó y presentó a principios de octubre el diputado del Frente Social y Popular para declarar “de utilidad pública” el ingenio de Las Toscas y desplazar al empresario Raúl Del Fabro. El objetivo es que, en primera instancia, el municipio local se haga cargo de las instalaciones para que vuelvan a funcionar, aunque se admitió públicamente que sería muy difícil retomar la elaboración de azúcar. La apuesta sería a “reconvertir” la actividad para producir alimento balanceado o alcohol.
Sobre los fondos públicos que administra ACMAS y la cartera productiva había decidido orientar a la siembra de caña, se sabe que estaría tomada la decisión de las autoridades de cambiarles el destino para que se utilicen en ganadería. En esto influyó que apenas hubo un interesado en sembrar caña, pero sobre todo que era condición excluyente para tomar el beneficio que la producción se entregue al ingenio. Al no haber zafra, por lo tanto, se cayó ese único préstamo.
Fuente – Juan Manuel Fernández – Campo Litoral.com