Carlos Polo, vecino de Reconquista, contó su emocionante vivencia al participar por primera vez en la tradicional peregrinación a Luján, junto a sus amigos Enrique Zampar, Noemí Silva y Osvaldo Esquivel.
La experiencia, cargada de fe y esfuerzo, comenzó en el Santuario de San Cayetano en Liniers y concluyó tras recorrer más de 60 kilómetros hasta la Basílica de Nuestra Señora de Luján.
Carlos expresó su emoción al presenciar la salida de la Virgen de Luján, acompañada por los granaderos, lo que marcó el inicio de la peregrinación.
«Es una cola interminable de personas, todas siguiendo la imagen de la Virgen, llenas de fe y esperanza», relató.
A lo largo del camino, destacó la participación de miles de jóvenes, quienes componían la mayor parte de los peregrinos, en contraste con otras peregrinaciones como la de Itatí. «La mayoría tiene entre 14 y 40 años», señaló.
Durante el recorrido, las parroquias locales ofrecían apoyo a los peregrinos, brindando frutas, agua y atención médica.
En cada kilómetro, se organizaron postas sanitarias y de hidratación, lo que facilitó el avance de los caminantes.
Carlos resaltó la excelente organización del evento, recomendando a los futuros peregrinos cambiar de medias y calzado cada 10 kilómetros para prevenir lesiones.
El trayecto, que comenzó en una avenida junto a las vías del tren y luego continuó por calles y ruta, estuvo marcado por el esfuerzo físico, pero también por la profunda satisfacción espiritual.
Al llegar a Luján, los peregrinos participaron de una emotiva misa. «Sentís mucha paz, alegría y emoción de ver a tanta gente caminando con la misma fe», compartió Carlos, quien agregó que el apoyo y los ánimos recibidos durante toda la caminata fueron clave para reunir fuerzas y llegar a la meta.