Entomólogos de 21 unidades del INTA realizan el monitoreo de la plaga para estudiar su evolución poblacional y, en un futuro, estimar el riesgo epidemiológico. Mediante un seguimiento georreferenciado se actualizará quincenalmente el número de individuos registrados en cada sitio.

Con un área de estudio que abarca aproximadamente 1.600 kilómetros de norte a sur y 750 kilómetros de oeste a este, un equipo de entomólogos del INTA estudia los cambios de densidad relativa de Dalbulus maidis (chicharrita del maíz).

Así conformaron el primer “Mapa nacional de monitoreo de chicharrita del maíz”. Es un repositorio cuyo objetivo es dar información sobre el número de individuos registrados en cada sitio de monitoreo georreferenciado. Estos datos permitirán analizar la tendencia de cambio de la densidad poblacional a lo largo del período invernal y principios de primavera.

“Este seguimiento pormenorizado cumple el objetivo de acumular datos, información y conocimiento que permita, en un futuro, estimar el riesgo epidemiológico del insecto vector del achaparramiento del maíz”, expresó Eduardo Trumper, coordinador nacional del Programa de Protección Vegetal del INTA.

Dalbulus maidis (chicharrita del maíz) es un insecto que se encuentra frecuentemente en el norte del país, desde Salta y Jujuy hasta el sur de Santiago del Estero, sudoeste de Chaco y norte de Santa Fe. Sin embargo, en la última campaña agrícola (2023/24) la plaga sorprendió con una explosión demográfica y expansión geográfica inusitada.

“Por esta situación inusual, desde el INTA avanzamos en un proyecto de investigación que propone evaluar la problemática del achaparramiento del maíz mediante un abordaje a corto, mediano y largo plazo”, indicó Trumper.

Para estudiar la dinámica poblacional de la chicharrita del maíz, los investigadores se enfocarán en comparar diferentes técnicas de muestreo del vector, estudiar la variación temporal y geográfica de su densidad poblacional durante el invierno y parte de la primavera, identificar los factores meteorológicos que inciden en la fluctuación poblacional y analizar la variación de densidad poblacional en diferentes sustratos.

“El análisis de los datos se realizará tanto en tiempo como en espacio”, señaló Trumper quien detalló que, al disponer de sitios geográficos fijos, se podrá analizar la variación temporal de la densidad relativa de chicharritas en cada uno de ellos y relacionarlos con la variación de los respectivos regímenes de temperatura.

“El primer mapa constituye una línea de base, es decir un importante punto de referencia inicial de la densidad relativa de la chicharrita , puntualizó Trumper quien aclaró que esa línea de base servirá para realizar el seguimiento de la fluctuación de abundancia de la chicharrita en cada uno de los puntos.

El seguimiento georreferenciado permitirá describir cómo cambia la densidad de chicharritas en el tiempo, en cada sitio geográfico. “Esta información puede servir al productor como idea de lo que va sucediendo en su área de influencia”, indicó Trumper quien señaló que, por otro lado, también sirve para que podamos comparar la variación de abundancia de las chicharritas con la variación de la temperatura y, más específicamente con la variación de la frecuencia, intensidad y duración de las heladas.

“Con esto, se espera verificar la hipótesis de que, a medida que aumenta la latitud (más al sur), la densidad de chicharritas disminuye en mayor magnitud, como consecuencia de mayor frecuencia e intensidad de heladas y menor disponibilidad de maíz voluntario”, describió el coordinador.

La relevancia de este mapa nacional es que disminuirá la incertidumbre en cuanto al riesgo, especialmente en zonas donde, a partir de cierta fecha en invierno, los muestreos arrojen valores negativos (ausencia de chicharritas) de forma consistente. Por otra parte, los productores vecinos a los puntos del mapa tendrán un punto de referencia para tomar decisiones de monitoreo, con el correspondiente asesoramiento profesional.

En la elaboración de este primer mapa participan al menos 21 unidades del INTA, entre Estaciones experimentales Agropecuarias (EEA) y Agencias de Extensión Rural (AER), de 11 provincias: Buenos Aires (Unidad Integrada INTA Balcarce-UNMdP, Pergamino); Catamarca; Chaco (Las Breñas); Córdoba (Huinca Renancó, Laboulaye, Manfredi, Marcos Juárez); Entre Ríos (Concepción del Uruguay, Paraná); Formosa (El Colorado); La Pampa (Anguil); Salta (Metán, Salta, Yuto); San Luis; Santa Fe (Oliveros, Rafaela, Reconquista); Santiago del Estero (Quimilí) y Tucumán (Famaillá).

 

Fuente: INTA.