43º Aniversario por el fallecimiento del Padre Castellani.

Leonardo Castellani, el gran escritor y profeta argentino ausente en el  canon de nuestras letras - Infobae

El 15 de marzo de 1981 partió hacia la inmortalidad el sacerdote Leonardo Castellani. Con él desaparecía uno de los más lúcidos pensadores católicos del siglo XX.

Este hombre, que sintió arder dentro de sí la misión providencial de hacer Verdad, “una verdad por la cual se pueda vivir y morir (…) una verdad viva y vital” (San Agustín y Nosotros), había nacido en San Jerónimo del Rey, luego ciudad de Reconquista, en la provincia de Santa Fe, el 16 de noviembre de 1899. Hijo del florentino Luis Héctor Castellani, fundador del diario El Independiente, asesinado por la policía en medio de las luchas electorales de 1906, cuando Castellani era aún un niño, y de Catalina Contepomi.

Fue uno de los principales forjadores del género policial argentino, reconocido exclusivamente por la voz solitaria de Rodolfo Walsh.

Legó una obra crítica inmensa: 48 libros publicados en vida en editoriales sumergidas en el olvido y cientos de artículos de acentos huracanados esparcidos en los múltiples periódicos en los que participó.

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En la huella de Miguel de Cervantes y José Hernández, sintetizó el dominio del idioma con una destreza tal que le permitió peregrinar por todos los géneros existentes sin perder un ápice la preocupación teológica que está en el corazón de todos y cada uno: poesía, novela, fábula, cuentos, teatro, ensayos políticos, filosóficos, pedagógicos, psicológicos, crítica literaria, exégesis.

Como está en el corazón de todos y cada uno el amor y la defensa de la Patria, cuyos dramas comprendió y combatió como pocos hombres de su tiempo, con el todo admonitor y el acento rudo de los profetas.

En 1913 ingresó como pupilo en el colegio de “La Inmaculada” perteneciente a la Compañía de Jesús en Santa Fe, donde se recibió de bachiller en 1917. Un año después, pasó al Noviciado de los Jesuitas en Córdoba y en 1923 ingresó en el Seminario porteño de Villa Devoto. Entre 1924 y 1927 enseñó en el Colegio del Salvador y comenzó a publicar sus primeros cuentos y fábulas. En 1928 inició sus estudios de Teología y al año siguiente fue enviado a Roma a completarlos en la Universidad Gregoriana, donde se ordenó sacerdote. En 1932 se instaló en Francia por dos años y obtuvo el diploma de Estudios Superiores en Filosofía en la Sorbona.

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Promediando la década infame, regresó al país donde continuó la labor docente que alternó con el ministerio sacerdotal, el periodismo y la publicación de sus primeros libros: Sentir la Argentina, (1938), La Reforma de la enseñanza y Martita Ofelia (1939), Conversación y crítica filosófica (1941), Las nueve muertes del Padre Metri y El nuevo gobierno de Sancho (1942),entre otros.

En 1945 integró la lista por la Alianza Libertadora Nacionalista como candidato a diputado nacional para las elecciones de febrero de 1946, acontecimiento que ofició de preludio de un largo y tortuoso suceder de desventuras con el Provincial de su Orden que se ahondaron tras la publicación de las cartas “Dic Ecclesiae”, en donde Castellani esbozó una serie de críticas a la Compañía de Jesús, en las que ya comenzaba a asomar el audaz polemista fustigador del fariseísmo.

Se lo conminó, entonces, a abandonar la Orden voluntariamente, se rehusó y viajó a Europa con el objetivo infructuoso de exponer su caso. Fue confinado dos años en Manresa, de donde escapó en 1949 para regresar a la Argentina. Expulsado definitivamente de la Orden, se refugió temporalmente en la diócesis de Salta, donde subsistió como docente. Recién en 1952 le fueron devueltas sus cátedras en Buenos Aires, tres años después se lo rehabilitó para decir misa y en 1966 arregló su situación con la Iglesia, de la que jamás apostató y a la que sirvió en su fe hasta sus últimos días: “De modo que la primera parte deste protocolo consistiría en quejarme que la Iglesia me ha perseguido y la Patria me ha pospuesto y postergado; y de ahí concluir que hay un estrato de vitriolo en el fondo de la Iglesia y un gusano inmortal en el seno de la Patria. Pero después deso tendré que confesar que la Patria me ha dejado vivir- lo cual no es poco- y la Iglesia me ha enseñado la fe de Cristo” (Seis ensayos y tres cartas).

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Los escritos de Castellani son un testimonio de su profunda fe, rigor intelectual y compromiso inquebrantable con la tradición católica. Aunque sus puntos de vista no siempre fueron aceptados durante su vida, ofrecen ideas profundas que siguen siendo relevantes para quienes buscan comprender los desafíos y oportunidades que enfrenta la Iglesia en el mundo moderno. 

El Padre Leonardo Castellani, un dedicado siervo de Dios y un pensador visionario, dejó un legado duradero que continúa inspirando y provocando reflexiones en la actualidad. 

Sus restos descansan en el Panteón de la Ciudad del Cementerio Municipal de Reconquista desde el año 2004. 

Compartimos una nota del 2004 cuando los restos del Padre Leonardo Castellani llegaban a su «Norte Bravo».

Leonardo Castellani

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