sí fue resuelto por unanimidad en el marco de un juicio oral y público que finalizó esta mañana en los tribunales de Santa Fe. El condenado es un hombre de 73 años, de quien no se brinda su identidad para no revictimizar a la víctima, ya que tienen el mismo apellido. El tribunal impuso la pena por tres abusos con acceso carnal cometidos entre 2008 y 2016. A pedido de la Fiscalía, los jueces también revocaron la prisión preventiva domiciliaria del condenado y dispusieron que quede privado de su libertad en un establecimiento carcelario.
Un hombre de 73 años cuyas iniciales son JFC fue condenado a 20 años de prisión por abusar sexualmente de su hija en San Javier. Así fue resuelto por unanimidad en el marco de un juicio oral y público que finalizó esta mañana en los tribunales de la ciudad de Santa Fe.
El tribunal que impuso la condena estuvo integrado por los jueces José Luis García Troiano (presidente), Sebastián Szeifert y Nicolás Falkenberg, quienes también revocaron la prisión preventiva domiciliaria del condenado y ordenaron que quede privado de su libertad en un establecimiento carcelario.
“La pena que decidieron los jueces es muy similar a la que habíamos solicitado en nuestros alegatos. Estamos conformes, aunque aguardaremos los fundamentos de los magistrados”, valoró el fiscal Francisco Cecchini, quien estuvo a cargo de la investigación y –junto con el fiscal Guillermo Persello– representó al MPA en el debate.
Cecchini también hizo hincapié en que “el tribunal rechazó el pedido de la Defensa e hizo lugar al nuestro para que el condenado quede privado de su libertad en una cárcel de la provincia y se revoque la prisión domiciliaria a la que había accedido por su edad”.
Abusos reiterados
Cecchini precisó que “la condena resuelta en el juicio fue por tres abusos sexuales cometidos entre 2008 y 2016”. No obstante aclaró que “los ataques a la integridad sexual de la víctima fueron cometidos durante casi tres décadas”. En tal sentido, subrayó que “la mujer relató con mucha valentía y coraje cómo comenzó a ser abusada en 1992 cuando ella iniciaba la escuela primaria, y contó que el último ataque fue horas antes de la detención del condenado en 2020”.
“Las agresiones fueron cometidas de forma sistemática en una vivienda de San Javier bajo graves amenazas”, destacó el fiscal del MPA. “Para que su hija no hablara con otras personas sobre lo ocurrido, el condenado la amedrentaba con armas y le aseguraba que estaba en condiciones de quitarles la vida a ella y a otros integrantes de la familia”, explicitó.
El funcionario del MPA remarcó que “el hombre de 73 años llevó a cabo sus conductas ilícitas en un contexto de violencia de género física, verbal y psicológica que él ejercía”, y señaló que “lo sucedido menoscabó la dignidad, la integridad y la seguridad personal de las víctimas”.
Amenazas
La condena impuesta esta mañana también fue por el delito de amenazas coactivas en perjuicio de la madre de la víctima.
En agosto de 2020, el acusado amedrentó con un facón a su expareja y madre de la mujer abusada. Este hecho delictivo motivó la llegada de agentes policiales al domicilio y dio inicio a la investigación.
“La denuncia por esa amenaza fue clave, porque mientras la mujer contaba en la Comisaría de la Mujer lo que había ocurrido minutos antes, su nieta –e hija de la víctima de los abusos– brindó información de los ataques sexuales que desde hacía años se venían dando en la familia y que nadie se animaba a contar”, destacó Cecchini.
“El mérito es de las víctimas y de la familia”
“Este es un caso paradigmático en el que el mayor esfuerzo lo hicieron las propias víctimas y los testigos. El mérito es de ellas”, remarcó Cecchini. “Todo lo que se pudo conocer en el juicio fue gracias a los testimonios de la mujer abusada, de su madre amenazada y de su hija mayor de edad”, añadió.
El fiscal sostuvo que “desde la Fiscalía trabajamos mucho no sólo técnicamente, sino también para acompañar a la familia”. No obstante, Cecchini enfatizó que “la mujer abusada tuvo el coraje y la valentía de exponer detalles de su vida completa ante el tribunal” y concluyó que “tal como lo definió ella misma, fueron casi 30 años de un calvario”.
Identidad
No se brinda la identidad del condenado para evitar la revictimización de la mujer abusada, debido a que tienen el mismo apellido.