Liliana y Estela Meza, familiares de las víctimas del Triple Crimen, expresaron en Radio Amanecer su deseo de que la causa se cierre para evitar seguir sufriendo. Manifestaron que fueron convocadas por el Poder Judicial para participar en una audiencia sobre el caso, lo que reavivó su dolor.
El asesinato, ocurrido hace más de 24 años y aún sin esclarecerse, cobró la vida de un padre, su hijo y un vecino. Según declararon las familiares, la investigación no ha logrado avances significativos, y el fiscal a cargo asegura que sigue investigando pero sin contar con pruebas concretas. «Pensamos que había prescripto, queremos cerrar el caso ya que pruebas no tienen, las que existían fueron contaminadas y no llegan a esclarecer nada», afirmaron.
También cuestionaron la falta de nuevas evidencias y la decisión de continuar con el proceso judicial. «El único acusado es Cano, pero es dudoso que sea culpable. Es una tomada de pelo que nos hacen, quieren hacer juicio y remover todo de vuelta después de 24 años, sin tener pruebas ni cómo investigar», señalaron con indignación.
Asimismo, expresaron su desconfianza y malestar con el sistema judicial. «No nos sentimos acompañados por la justicia. Me sentí atropellada, tenemos sistema judicial pero no tenemos justicia ni claridad. Teníamos esperanza, pero cada vez menos, y ahora casi que no queda nada. Queremos que se cierre la causa porque solo nos da más dolor».
Las familiares también recordaron que en audiencias anteriores la justicia reconoció errores graves en la investigación y los procedimientos. «Nos dijeron que se hizo mal la investigación, que los procesos fueron incorrectos y que no tienen nada para investigar. Es muy doloroso pasar lo que pasamos y no tener justicia», concluyeron.
El pedido de cierre de la causa refleja la frustración y el sufrimiento de los familiares, quienes buscan finalmente encontrar paz tras más de dos décadas de incertidumbre y dolor.
El Crimen
El triple crimen del Biguazal conmocionó a la región el 3 de enero del 2001, cuando fueron asesinados José Meza, su hijo Juan Carlos y el vecino Matías Duarte. Las víctimas fueron acribilladas con extrema violencia.