Es por un caso de trata de personas que tuvo como víctima a una joven. La misma iba a ser «explotada sexualmente» en la ciudad de la costa.

Durante de 2016 y enero, febrero y marzo de 2017, en una vivienda precaria ubicada en calle Camino Viejo Esperanza, en barrio Los Troncos, M. F. M. vivió el peor sometimiento junto con sus hijos.

Desde privación de la libertad, incomunicación, frecuentes golpizas y  reiteradas violaciones, hasta el intento de ser prostituida en la ciudad de San Javier, fue lo que padeció la mujer tras caer en manos de Miguel Ángel Ramírez, un chatarrero y ciruja, que desde el año pasado permanece detenido en la Unidad Penitenciaria Nº 11 de Piñero tras ser procesado, por el juez Reinaldo Rodríguez, por el delito de «trata de personas».

La semana pasada el fiscal federal Nº 1, Gustavo Onel, pidió el juicio oral para Ramírez tras formular la Requisitoria de Elevación a Juicio, donde además puso en foco sobre complejos turísticos de San Javier donde se desarrollaría la prostitución con  mujeres mayores y menores de edad y cuyos clientes serían provenientes del exterior.

Golpes, violaciones y escape

Durante cuatro meses, entre 2016 y 2017, la víctima estuvo encerrada con sus hijos sin mantener ningún tipo de contacto con una persona ajena al entorno familiar. En la habitación donde residía, no había cocina ni agua y en algunas ocasiones no tenían para alimentarse.

La causa fue elevada al titular del Juzgado Federal Nº 1, Reinaldo Rodríguez.

Bajo ese contexto, Ramírez ejerció violencia física de manera constante contra la joven víctima y también sobre sus hijos. Incluso, la obligó a mantener relaciones sexuales con él, producto de lo cual la mujer tuvo otro hijo.

Seguidamente, desde marzo hasta julio del 2018, en una vivienda ubicada en Estanislao Zeballos al 6000, la historia se volvió a repetir. La mujer -en completo estado vulnerabilidad- y sus hijos se encontraban en las mismas condiciones. Allí, ya no mantenía ningún tipo de vínculo con ninguna persona. No poseía ningún tipo de teléfono como así tampoco dinero en efectivo.

Además, según reveló la investigación, Ramírez le prohibió «tocar» el DNI tanto de ella como el de sus hijos. A esa situación se sumaron los constantes golpes que sufría por parte del imputado quien también le negaba que se bañe ni ella ni sus hijos.

El fin del infierno culminó el 12 de julio del 2018. Ese día, M. F. M. logró escapar antes de ser trasladada a la ciudad de San Javier donde tenía como destino ejercer la prostitución. Salió de la vivienda, contó a una vecina lo que sucedía y a partir de allí logró zafar de las garras de Ramírez.

El crudo relato

Para el fiscal, el relato de la mujer fue sostenido sin contradicciones en las diversas oportunidades en las que se refirió a los sucesos que iniciaron la pesquisa judicial. Los mismos permitieron desentrañar el horror vivido por la mujer y sus hijos durante varios meses.

«Siempre me decía que con lo joven que era y con el cuerpo que tenía le podía dar plata, insinuando que me prostituya», fue un fragmento que supo decir a los investigadores la joven tras lograr escapar del proxeneta.

En tanto, la pesquisa también detectó que Ramírez aguardaba que la mujer víctima terminara de amamantar para obligarla a prostituirse. «Estaba esperando que cumpla seis meses mi bebé para que deje la teta así me prostituía. Yo nunca le dejé de dar de mamar así no me mandaba a prostituir», confesó. Asimismo también aportó que el acusado le advirtió que si no se prostituía iba a obligar a su hija, menor de edad, a hacerlo.

A lo largo de las entrevistas realizadas por el cuerpo de especialistas que atendieron el caso, la víctima pudo añadir más datos a la pesquisa y así narrar que el 11 de julio del año pasado, el imputado la violó «para ver si se la aguantaba» antes de viajar a San Javier.

Un día después, cerca de las 18, la joven salió en bicicleta con su hija por las calles de barrio Scarafía. Pidió ayuda a vecinos del lugar y así logró contactarse con el 911 para rescatar a sus otros dos hijos que habían quedado en la vivienda, al lado de una cuneta.

Campos y prostitución

A lo largo de la investigación se detectó que la mujer iba a ser trasladada a San Javier para allí ejercer la prostitución, ya que en esa localidad «venía gente de afuera que iban a pagar en dólares».

Tras la declaración de la víctima como así también de varios que la asistieron y escucharon su relato, agentes de la Brigada Operativa Antinarcóticos I, viajaron a San Javier y comprobaron si en esa ciudad, ubicada a 130 kilómetros de Santa Fe, se desarrollaba la explotación sexual.

En efecto, los pesquisas realizaron un informe del cual se destacó que en un hotel céntrico de San Javier como así también en complejos turísticos ubicados en las afueras de la ciudad, «mujeres (algunas menores de edad) ejercían la prostitución».

A su vez, dicho informe remarcó que esos complejos recibían constantemente a turistas extranjeros «con alto poder adquisitivo los cuales llevaban a cabo actividades como caza y pesca y demandarían servicios sexuales».

 

Fuente – Diario Uno Santa Fe

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