Finalmente el tribunal integrado por los jueces Gustavo Gon (presidente), Norma Senn y el abogado Fernando Gazze leyeron en la mañana del miércoles 9 de diciembre el veredicto que condenó a prisión perpetua a Lucas Aquino, el joven de 23 años, único imputado por el asesinato de Bernardo Charpentier en el año 2018.

Bernardo había sido encontrado muerto por su cuidador personal en su casa de calle Primera Junta al 2013, prolongación Freyre, entre 42 y 44 del Barrio Hospital, el lunes 14 de Mayo de 2018. Tenía varias heridas punzo-cortantes provocadas por dos cuchillos, uno de los cuales quedó en el lugar del hecho y fue secuestrado.

Carta de un docente:

Pocas veces nos cruzamos con personas que han hecho tanto bien a la sociedad y a nuestras propias vidas.

Es el caso de los Charpentier. Llegaron de Francia a fines de los ´60 por un tiempo acotado a poner en marcha las escuelas de alternancia en nuestro país.

El padre, Jean, un autodidacta, un sabio, un maestro de la vida.

Nunca se fue de aquí, hoy descansa en Reconquista, la ciudad que los adoptó.

Junto a su mujer Magui desplegaron su fuego interior en educación y junto a las poblaciones indígenas.

Sus pequeños hijos aprendieron de ellos el amor a los demás, el compromiso y la solidaridad. Nunca olvidarían esa cuna de valores.

Tuve el privilegio de ser formado por Jean, así como toda la camada de profesores que iniciamos los CEPT de la provincia de Buenos Aires. Unos años más tarde compartí con uno de los mellizos Charpentier, Alain, la maravillosa experiencia de llevar estas escuelas al norte y litoral argentinos.

También tuve el privilegio, de conocer su casa en el norte santafesino. Un lugar abierto a la comunidad y a los buenos amigos.

El destino, caprichoso, no fue indulgente con esta abnegada familia. Un accidente, dejó cuadripléjico a Bernardo, el segundo varón y la piel en carne viva a sus papás.

Pero Bernardo era de una madera noble y resistente como el quebracho que reinara en sus pagos de adopción. «Dios me puso a prueba, sentenció» y empezó un camino luminoso de lucha y superación personales. Estudió, se recibió como Ingeniero en Sistemas y obtuvo un empleo en el Hospital de Reconquista.

El «Rengo» fue ejemplo e inspiración para numerosos jóvenes de esa ciudad. Con un voluntad inquebrantable siguió adelante, pese a la burocracia administrativa que le impedía un puesto permanente por no ser argentino.

Tuvo su propio hogar y llevó adelante sus sueños.

Su padre Jean partiría en 1996 y su amado hermano par en 2017, a los tempranos 50 años. El último zarpazo fatal fue en 2018 cuando fue arrebatado de la vida por un joven asesino, Lucas Aquino, que en rigor de verdad, debía cumplir una condena pero estaba en libertad.

El más cobarde de los crímenes, a una persona en silla de ruedas.

Este miércoles 9 de Diciembre termina el juicio que debiera dar un poco de alivio a su mamá y hermana, Cecilia, que han luchado sin desmayo para obtener justicia. «Pero sin odios», como lo manifiestan una y otra vez.

Siento que estamos en deuda con este grupo familiar, cuyo compromiso de más de medio siglo permitió que miles y miles de jóvenes rurales tuvieran un lugar de formación. Que las poblaciones indígenas tuvieran un ámbito de amparo a sus reclamos y necesidades.

Pienso, que en este juicio hay mucho de nuestra propia historia que se debate y está en juego. No podrá el veredicto devolver a la vida un ser tan cálido y necesario como Bernardo. Pero será un bálsamo reparador para sus seres queridos y la inmensa cohorte de amigos que lo extrañan y portan su figura en orgullosas camisetas.

Bernardo a volado, sin dudas, más alto que mucho de nosotros.

Está en el cielo de los justos.

Y hoy es ya un estandarte irrenunciable para su comunidad.

Oscar Dinova – Profesor y Promotor en Escuelas de Alternancia

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