Hace ya algunas semanas que en toda la zona del litoral estamos padeciendo las consecuencias de un clima adverso, con abundantes lluvias y todas las complicaciones y sufrimientos que esta situación provoca.

Muchas personas e instituciones, una vez más, han expresado su solidaridad, de diferentes maneras. Otras, afectadas directamente por las aguas, han mostrado su fortaleza y espíritu de sacrificio. Me consta, además, que no son pocos los que encuentran su fuente de consuelo y esperanza en la fe.

Por eso, invito a todos los fieles de la Diócesis de Reconquista, a hacer un triduo de oración durante el fin de fin de semana (Viernes 18, sábado 19 y Domingo 20), sea en comunidad, antes de la Misa o Celebración de la Palabra, sea reuniéndose en grupos de familias, sea personalmente.

Mi sugerencia es que recemos el Santo Rosario, como lo hacían nuestros mayores, pidiendo a la Virgen de Itatí, cuya imagen peregrina está recorriendo nuestra diócesis, un clima más benigno y la fortaleza para los campesinos y ganaderos, el consuelo y la esperanza para la gente de los barrios que han perdido parte de sus pertenencias, y ánimo para quienes están evacuados o sobreviven con el agua y el barro en sus casas.

Cualquier otra iniciativa, como un momento de adoración al Santísimo, una visita a Jesús Sacramentado, o una vela encendida, tiene su valor. Además, animo a las comunidades a ser creativos, uniendo oración con solidaridad. Cualquier otra sugerencia en bien de los demás será bienvenida.

Hoy podemos predecir con más precisión si continuará o no este fenómeno, y cuáles serán las consecuencias, generando imperceptiblemente una actitud pasiva o de resignación. Sin embargo, este conocimiento no tiene que ir en detrimento de nuestra fe y nuestra esperanza, porque sabemos que «para Dios, nada es imposible» (Lc 1,37).

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