Este domingo 4 de octubre en horas de la mañana, el romanense Javier Seco Ramseyer de 43 años, formó parte de la tradicional Maratón de Londres, Reino Unido, al realizar el recorrido desde la localidad de Alejandra hasta su ciudad natal, Romang. Completó con éxito la prueba con un tiempo de 2h 43m 32s.

Foto: Narciso Cantero lo acompañó en los últimos tramos, previamente lo hizo saludar al aire por Radio Amanecer.

En esta época de pandemia, el atleta no viajó a Inglaterra sino que cumplió el recorrido de 42 Kilómetros 195 metros en nuestro norte santafesino con un seguimiento satelital, mediante una aplicación que permitió a los organizadores seguir el resultado de los más de 45.000 atletas de todo el mundo.

Recordemos que solo los atletas de elite participaron en Londres, esta fue la 14º Maratón de Javier Seco y el próximo objetivo del romanense es la Maratón de Boston en Estados Unidos.

Su mejor registro en esta especialidad es de 2 horas y 38 minutos, con un tiempo de 3 minutos y 44 segundos el kilómetro.

Relato de un Amigo

«La carrera pasó por la cabeza, cada segundo de planificación, porque el resto se había construido en años, muchos años de constancia, de perseverancia, de enorme sacrificio para tener a los 43 años un físico impecable, 42.195 metros había entre la línea de largada y nuestro monumento a la cordialidad que era la línea de llegada.

A las 8:15 con precisión típica de los londinenses, Javi arrancó con su primer paso de los innumerables que iba a dar hacia el norte por nuestra Ruta 1. Nico y Eric formaban parte de un equipo para llevar los datos, la hidratación y las estrategias.

Ives Saucedo se animó a correr unos kilómetros a intenso ritmo, Daniel Arce se sumó después y por último «Cali», que fue y vino en bici excepto los últimos 5 kms que lo hizo bandera en mano y al trote incesante.

En este paisaje de litoral, costeando los arroyos, atravesando los puentes, con las vacas y ovejas corriendo a la par de los alambrados, entre bocinas y sirenas, lejos del orden de London, a miles de kilómetros de las calles sin baches y bien pintadas de aquella Europa que seguía por satélite cada paso de nuestro orgullo.

El pueblo, sacudido en la tranquilidad de los domingos que nos dejaba la pandemia y sus pausas, con sus barbijos a cuestas e intentando respetar la distancia que querían romper para abrazar a este hijo de Romang que nos conmueve y nos moviliza.

Cada quien se quedará con una imagen de la secuencia, seguro que Javi estará atravesado por la emoción de una multitud aplaudiendo cuando cayó de rodillas al atravesar la meta, y todo, todo ese enorme sacrificio de toda una vida que le agradecía cada músculo de su cuerpo.

La carrera pasó por la cabeza, cada segundo, por eso no entendía ese cambio de carril llegando al puente de El Gusano, la carrera pasaba por la cabeza, en cada tramo, en cada paso, Eric Pochón se había despegado del grupo, se adelantó, de atrás, vi un brazo extendido con el índice apuntando a un cartel, allí, en ese preciso instante que duró apenas un segundo toda la carrera pasó por el corazón.

Eric inmortalizó la magia de una imagen, eso también era planificación, y si perdió un segundo para desviarse ganó una eternidad, con todo ese respeto que emana de su espíritu noble, quiso guardarse este sentimiento. Y claro, me costó disimular las lágrimas más lindas de este día inolvidable.

Esta es mi imagen, ahí supe que Javi ya había ganado. Desbordado de orgullo me dejó.

Muy emocionado con este muchacho, además de buen deportista es un tipo bárbaro, tuve la suerte de ir desde Jardín hasta la secundaria con él. Estoy muy orgulloso de él.»

Por Diego Affolter 

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