Daniela Sartor, sintetiza en este texto, lo vivido en las INTERTRIBUS del Zuviría.

El Zuviría es motivo de encuentro, una vez más nos convoca por tribu, por color.

“Todo lo que perdura en el tiempo pasa a ser un clásico, por tal motivo a pesar de los años y de tantos cambios tecnológicos y de costumbres, los Inter tribus resistieron, se reforzaron y se afianzaron con más ímpetu al cumplir cincuenta años. Un distintivo esencial cuando te encontrás con alguien que es o fue alumno del Zuviría” escribe Manuel Lito Vicentin.

Mataco el azul, Mocoví el verde, Toba el amarillo, Abipón el rojo. Desde hace 50 años si pasás por el Zuvi también pertenecés para siempre a un grupo.


Al principio de la jornada se ven manchones de colores entre mates y sentadas. Al final cada tribu es una sola algarabía de grito y salto. Rebrote de fanatismo, renacimiento de la ilusión, Juventud divino tesoro.

“Gente organizando y dando su tiempo desinteresadamente para que todo sea un éxito y que no nada falte, a ellos y a los Profesores Rubén Y Cristina y a toda la comunicada Zuviría quiero destacar ‘La cortesía es hermana de la caridad, que apaga el odio y fomenta el amor”; decía San Fráncico de Asís´…” son las palabras de Lito.


Una marea de cuatro colores inunda el playón, a los deportes de siempre, la posta, fútbol, cesto, handbol, béisbol, voleibol, softbol, lanzamientos de bala, disco y jabalina, se suman el truco, loba y la generala.

La carrera de embolsado, como la antesala del fin, enfrenta hinchadas con bombos y platillos, con banderas y cánticos improvisados. La garganta juega, el corazón acompaña.
El corolario, el sumun de la pasión es la cinchada, une a multitudes. Te aferrás a una soga y sentís que tu fuerza suma, y sumás con toda tu fuerza. Te afirmás a la tierra si te arrastran y retrocedés con garras si lográs tirar. Un aflojar para tirar con fuerza puede ser una estrategia peligrosa. Los gritos de aliento de los varones de la tribu sin son mujeres las que cinchan o viceversa y la orden de “tiren, tiren” es la arenga que llega y empuja como los brazos, como las piernas.


“…soltá la soga con malicia así por lo menos ves a los ganadores revolcarse en la tierra y la derrota no duele tanto… “expresa Lito, es que la picardía es parte del folclore.

El final es la algarabía del triunfo o el desencanto de la derrota, y nada cambia, el mundo y la rutina nos esperan. Pero quién nos quita lo jugado, lo participado, lo convivido.


Será para siempre la ilusión de haber tocado la victoria con las manos y la seguridad de ser parte de un mismo abrazo, amparados en el nombre de los primeros pobladores de estas tierras.

La alegría es en la coronación, el resultado general, con la promesa de un pronto reencuentro porque siempre será bueno el tiempo para la revancha.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí