En vísperas de la Navidad, el Papa animó a «experimentar el amor fecundo de Dios acogiendo, protegiendo y respetando a los demás, haciéndonos nosotros mismos para los demás ‘sombra del Altísimo'».

El Papa Francisco rezó el Ángelus de este domingo 24 de diciembre, cuarto de Adviento y vísperas del nacimiento del Niño Jesús.

En su alocución previa al rezo mariano en la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre las palabras del ángel a María en , ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra’, y se refirió al significado de esta imagen.

“En la tierra de María, perennemente soleada, una nube pasajera, un árbol que resiste a la sequía y ofrece cobijo, una tienda hospitalaria brindan alivio y protección”, señaló, y pidió que en esta Navidad, “mientras vemos a parientes y amigos, si sabemos de alguien que las pasará solo podríamos ser una sombra que repara, una amistad que consuela, para las personas solas y necesitadas”.

“La sombra es un don que restaura y el ángel describe precisamente así el modo en el que el Espíritu desciende sobre María, el modo de hacer de Dios: actúa como un amor gentil que abraza, fecunda y custodia, sin hacer violencia, sin herir la libertad”.

El Santo Padre recordó que la Biblia presenta una imagen recurrente de la sombra que protege: “Pensemos en la nube que acompaña al pueblo de Dios en el desierto, o en la planta que con su ramaje protege del sol al profeta Jonás o en la sombra del Omnipotente que custodia a quien le es fiel, de la que hablan los Salmos”.

“Dios está para nosotros, es nuestro cobijo, nuestro refugio. La sombra habla, en suma, de la gentileza de Dios. Es como si él dijera a María, pero también a nosotros, ‘Estoy aquí para ti y me ofrezco como tu refugio y tu cobijo: ven bajo mi sombra, quédate conmigo’”, manifestó.

Y agregó: “Así se comporta el amor fecundo de Dios; ese amor lo podemos experimentar cada uno de nosotros, cuidando a los demás con amabilidad, entre nosotros. Dios ama así y nos llama también a nosotros a hacer lo mismo: acogiendo, protegiendo y respetando a los demás”.

Por otra parte, el obispo de Roma aseguró que “mientras celebramos las fiestas navideñas, encontraremos a parientes y amigos que tal vez no veíamos desde hacía tiempo, pero también habrá más de alguno que pasará las fiestas solo”.

Al respecto, Francisco invitó a que atendamos al otro “de manera delicada y discreta: escuchando, acompañando, visitando, haciéndonos también nosotros para los demás ‘sombra del Altísimo’. Preguntémonos entonces, en la víspera de Navidad: ¿Deseo dejarme envolver por la sombra del Espíritu, de la dulzura y de la mansedumbre de Dios, haciéndole un sitio en el corazón, acercándome a su perdón, a la Eucaristía? ¿Para qué personas solas y necesitadas podría ser una sombra que repara, una amistad que consuela?”.

El Pontífice finalizó su mensaje pidiendo a María que “nos ayude a ser abiertos y acogedores ante la presencia de Dios, que con mansedumbre viene a salvarnos”.

Fuente: AICA

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